Aznar lleva varias semanas recibiendo presiones de la dirección del Partido Popular para que adelante las elecciones generales. Dichas presiones también las está recibiendo de algunos de sus ministros. El presidente español ha manifestado a estos que no quiere adelantar las elecciones para no enemistarse con el presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, que convocará elecciones autonómicas para el 17 de octubre próximo, según todos los vaticinios.
Si Aznar hace coincidir las elecciones generales con las autonómicas catalanas, Pujol podría retirarle al Gobierno su apoyo en el Congreso de los Diputados. El presidente de la Generalitat ha prometido, por su parte, que una vez se celebren las elecciones catalanas apoyará al Gobierno de Aznar en la próxima legislatura.
A favor de que el presidente del Gobierno adelante las elecciones está el argumento de que el PP perderá apoyos electorales en las próximas convocatorias de los comicios catalanes y andaluces. Además, los estrategas del PP contemplan con temor una posible regresión económica, por la que los votantes spañoles podrían pasar factura al Gobierno.
Aznar sigue queriendo agotar la legislatura, pero sopesa los fracasos que el PP está teniendo en los acuerdos post-electorales en numerosas comunidades autónomas y ayuntamientos, lo que está haciendo posible que el PSOE u otros partidos que han sacado menos votos que el PP se hagan con el poder.