Pese a las explicaciones del Banco Central en el Congreso, las dudas sobre el acuerdo firmado entre las autoridades monetarias y el Santander Central Hispano (BSCH), respecto a la participación en acciones que poseen en el Santiago, parecen no disolverse.
Al contrario de aclarar la situación, surgieron nuevos cuestionamientos sobre la oportunidad de esta fusión, sin duda basadas en la falta de transparencia que desde el principio ha marcado esta operación.
Lo cierto es que ningún analista político ha apoyado la unión del Santander y el Santiago, por considerar que se crea una situación que deriva en el control de dichas entidades por parte de un solo actor, circunstancia que según las autoridades monetarias debería tener solo un carácter transitorio.
Además de otras irregularidades, uno de los interrogantes que persiste es si realmente el Consejo del Instituto emisor tiene facultades legales para firmar este tipo de acuerdos. Según fuentes del Banco Central, el art. 18 letra b) de la Ley nº 19.396 sobre la obligación subordinada les permite enajenar las acciones del Banco de Santiago, – el 35,4%-, sin limitaciones de ninguna clase.
En este marco, los consejeros de la institución se habrían inclinado por la oferta del BSCH. Esta, – según argumentan-, les garantizó un precio mínimo por acción de 11 dólares, – equivalentes a los 10,55 dólares en la actualidad -, que superó la oferta de Luksic de 9,60 dólares, como parte de la OPA que lanzó para acceder al 45% de la propiedad del Santiago, – principal entidad financiera de Chile -. Oferta que según el Instituto emisor, Luksic no quiso mejorar.
Así pues y en estas circunstancias, el Instituto habría ofrecido las acciones a la entidad hispana, neutralizando a los Luksic, – poseedores de un significativo potencial financiero en el sector -.
Sin embargo no está claro si existirán grupos extranjeros que quieran comprar cerca del 80% del Banco de Santiago, – en el caso de una venta conjunta -. En el caso de una enajenación de estas características, el castigo al valor de los títulos podría ser considerable.
Pero más allá de las precisiones cuantitativas, habría que hacerse la pregunta del millón. ¿ Será positivo el efecto que tendrá el incremento de la concentración en el sistema financiero chileno?.
Pese a los compromisos adquiridos entre la Superintendencia de Bancos y la hispana de no concretar la fusión Santander Santiago y mantener la independencia en la administración, lo cierto es que no se garantiza una competencia real en el sistema financiero chileno.
Quizás la solución sería que las autoridades pudieran convencer al BSCH de que en un plazo prudencial vendiera una de las dos entidades.
BSCH: SU SITUACIóN EN CHILE ES TODAVíA CRíTICA
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