El Gobierno de China quiere a toda costa borrar de la memoria de su población la matanza de Tiannamen. Para ello, no sólo ha prohibido desde hace aproximadamente dos meses cualquier manifestación pública, sino que desde hace aproximadamente seis meses ha contratado a varios equipos de informáticos para imponer la censura en internet.
La matanza de Tiannamen fue ordenada por el Gobierno de Pekín contra los estudiantes que se manifestaban en la plaza que lleva este nombre, para pedir reformas sociales y políticas. Este año se cumplen diez años de aquella masacre, y las autoridades chinas están dispuestas a todo para que nadie pueda celebrar acto alguno en memoria de los asesinados. Entre ese "todo" al que está dispuesto, está lo que hasta ahora parece técnicamente imposible: la censura de contenidos en internet, de forma que los internautas chinos no puedan acceder a las informaciones que circulan por el World Wide Web, ni que tampoco puedan enviar ellos al ciberespacio, desde el interior del país, noticia alguna sobre la represión y violaciones de los derechos humanos que continuamente se comenten.
El Gobierno de China se convierte, de esta manera, en el líder de la persecución contra la libertad de expresión, aunque desgracidamente no el único. Otros gobiernos dictatoriales también están preocupados por las informaciones políticas y las denuncias contra ellos que se muestran en el web.
Espionaje a Estados Unidos
Por otra parte, el Congreso norteamericano hizo público en un informe ayer que China lleva al menos veinte años espiando y robando todo tipo de información secreta a los Estados Unidos, en lo relativo al armamento nuclear.
Según dicho informe, el Gobierno chino ha copiado información relativa a siete bombas nucleares, la bomba H y un número indeterminado de misiles, así como los sistemas de simulacro informatizado de explosiones de este tipo de bombas. La Administración norteamericana sospecha, igualmente, que China sigue espiando, aún hoy, esta clase de datos.