En Ceuta se interceptó a 30 ciudadanos marroquíes. Otros 27 fueron encontrados a la deriva en la costa de Fuengirola (Málaga), 22 en Tarifa (Cádiz), y 12 en Fuerteventura.
Desde el pasado 26 de agosto, un total de 151 personas han resultado detenidas cuando trataban de llegar a las costas españolas a bordo de frágiles embarcaciones. Las cifras son muy altas, pero reflejan a los que no consiguen su objetivo, que representan sólo a una parte de la realidad.
El 90 por ciento de los detenidos son marroquíes o argelinos. Los subsaharianos suelen optar por penetrar en Ceuta y Melilla y esperar que una ONG se haga cargo de tramitar sus papeles.
Las zonas elegidas para hacerse a la mar desde Marruecos suelen estar entre el Cabo Aguas y Beni-Enzar, en el caso de Melilla y con destino a Almería. En las cercanías de Ceuta, los puntos más frecuentes de salida están situados entre el Cabo Espartel y Belionech.
La ruta hacia las Canarias no es tan utilizada. El tamaño y la lejanía entre el archipiélago y la Península son dos factores que añaden vulnerabilidad al inmigrante sin papeles.
Los que llegan a Andalucía -si logran burlar la vigilancia fronteriza y tras los pertinentes días escondidos en los pisos francos que les facilita, a precio de oro macizo la red que les introdujo en España- tienen la oportunidad de despistarse por un espacio infinitamente mayor. Normalmente, su destino está en alguna explotación agrícola española, pero también son numerosos los magrebíes que intentan llegar a Francia u otro país de la Unión Europea.