El 12 de febrero de 1992, James Bulger de dos años de edad, se encontraba en un centro comercial de Liverpool acompañado de su madre. A las 15:37h, la cámara de seguridad del centro registra la entrada de dos adolescentes de diez años, Robert Thompson y Jon Venables. Mientras la madre del pequeño pagaba la cuenta en una carnicería, los dos adolescentes hacían gestos graciosos al pequeño James, quién enseguida se acercó a ellos. La misma cámara que había registrado su entrada, grabó la salida de los dos adolescentes que llevaban de la mano a James Bulger.
Robert Thompson y Jon Venables caminaron durante cuatro kilómetros portando de la mano a James, quién iba llorando. Cuando llegaron a una vía férrea en un descampado, comenzaron a golpear en la cabeza al pequeño con un objeto cortante y lo colocaron en la vía para que fuera arrollado.
A la pregunta del fiscal Richard Henriques de porque habían cometido el asesinato, los adolescentes contestaron simplemente que ô estaban aburridosö. Dentro de pocos meses estos » asesinos adolescentes», que ahora se encuentran recluidos en un reformatorio en el norte de Inglaterra, cumplir n 18 a_os, por lo que el debate se reabre y el caso James Burger muestra toda las visas de volver a conmocionar a la sociedad brit nica.
El jefe de prisiones brit nico, David Ramsbotham, afirma que los j¢venes est rehabilitados y que se merecen iniciar una nueva vida en libertad. Estas declaraciones han hecho montar en c¢lera a la madre del peque_o asesinado, que se pregunta porque deben vivir en libertad cuando su hijo fue brutalmente asesinado.
En cualquier caso, Ramsbotham solo ha sido capaz de poner la mano en el fuego por Robert Thompson, mientras afirma sobre Venables que todav¡a tiene problemas de adaptaci¢n, aunque dice que los dos est n preparados para afrontar sus vidas en sociedad.
Pero el caso podr¡a cobrar un nuevo giro a fines de a_o: la Corte Europea de Derechos Humanos, en Estrasburgo, Francia, podr¡a exigir a Londres en diciembre que Thompson y Venables tengan derecho a otro juicio, ya que el juicio estuvo muy mediatizado y el jurado pudo verse presionado por los medios de comunicaci¢n.
La decisi¢n, sin embargo, se mantiene en manos de Jack Straw, el jefe de gabinete de Tony Blair, quien puede ampliar la condena o dejarlos en libertad y qui’n , segon portavoces del ministerio, esperar el fallo de la Corte para tomar una decisi¢n.
EL CASO JAMES BULGER PODR-A CONMOCIONAR DE NUEVO A LA SOCIEDAD BRIT-NICA
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