Imaz se desmarcó así de las declaraciones del consejero de Justicia vasco, Sabin Intxaurraga, quien consideró merecedora de aplauso la actuación de varios jóvenes que se subieron al escenario disfrazados de Giraldilla para reivindicar el traslado al País Vasco de los presos de ETA.
El portavoz del Gobierno de Vitoria intentó justificar las declaraciones del consejero señalando que se trataba de opiniones personales, entendibles desde el punto de vista de que este tipo de actos «no conllevan daños a bienes o personas» y, en consecuencia, «son menos nocivos o representan un paso adelante con respecto a la violencia».
Imaz replicó también al portavoz de Herri Batasuna (HB), Joseba Permach, quien atribuyó el rebrote de la violencia callejera al inmovilismo de la política penitenciaria del Gobierno y a la indecisión del PNV y EA para emprender acciones conjuntas, afirmando que «no hay justificación para ejercer ningún tipo de violencia ni para mantenerla, sea de alta, media o baja intensidad».