La humanidad ha ocupado este siglo guerreando, a un precio de unas 169 millones de muertes solo en los conflictos de gran escala, pero sin atinar a explicarse las causas estructurales de tantos desastres.
En los ultimos años de la decada del 80 y de principios de la decada del 90, el numero de crisis humanitarias aumento de un promedio de 20/25 a 65/70 por año, con una mayoría de episodios atribuidos a decisiones humanas.
A la hora de establecer el origen de los ultimos antagonismos se mencionaron principalmente factores como las cuestiones étnicas, el derrumbe del bloque soviético o la desaparición de la asistencia internacional.
Pero, sin desechar esos motivos, un grupo de investigadores de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU, interpretó que esas crisis humanitarias obedecen en alto grado a fallos de políticas de desarrollo, sociales e institucionales, como también a erroneas respuestas iniciales a las crisis.
Un estudio del Instituto Mundial de Investigación del Desarrollo (UNU/WIDER), menciona entre los factores de desestabilizaci¢n la »injusticia horizontal» aguda entre grupos sociales, que se refleja en la distribucion de la riqueza, del empleo estatal y de los servicios sociales.
Los conflictos proceden, as¡ mismo, de la quiebra de las instituciones pol¡ticas y de la crisis consiguiente del estado, del empeoramiento prolongado de las condiciones econ¢micas y de las conmociones externas.
La investigaci¢n desecha la concepci¢n dominante en la bibliograf¡a especializada, que atribuye las crisis al deterioro de las condiciones ambientales, a la competencia por los recursos no renovables o al ajuste estructural.
Aunque esas son causas importantes de penurias econ¢micas, no existen pruebas que avalen su supuesto papel de detonadoras de las emergencias humanitarias, sostuvo Giovanni Andrea Cornia, director del UNU/WIDER.
Estudios econom’tricos realizados por el UNU/WIDER, demostraron que los pa¡ses de ingresos bajos estancados y de alta inflaci¢n son mas proclives a enfrascarse en conflictos b’licos, dijo la codirectora de la institucion, Frances Stewart.
Las medidas destinadas a reducir la inflaci¢n y promover las actividades del sector privado, pueden reducir las probabilidades de conflictos. Sin embargo, en los programas de ajuste y de estabilizaci¢n se debe tener cuenta los problemas de las economias m s vulnerables, previno la investigaci¢n presentada esta semana al Consejo Economico y Social (Ecosoc) de la ONU.
En ese sentido, a la hora de dise_ar proyectos de inversion, el Banco Mundial ha procurado favorecer a los grupos desaventajados. Pero ese criterio no se aplica en el momento de prestar asesoramiento sobre pol¡ticas economicas a los pa¡ses, observo el UNU/WIDER. En sus recetas, las pol¡ticas de condicionalidad del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial son »ciegas» ante los problemas de inequidad, sostiene el informe.
En algunos casos, el FMI y el Banco Mundial se mostraron reacios a imponer presiones a los gobiernos para que redujeran sus gastos militares, dijo el estudio, que cita el ejemplo de El Salvador.
La investigaci¢n atenu¢ la importancia que, por lo general, se atribuye a las cuestiones ‘tnicas entre las causas de los conflictos. El aspecto ‘tnico es la forma ideologica, no la substancia del conflicto, segun el informe.
A veces, las rivalidades ‘tnicas son alimentadas para favorecer las ambiciones de los pol¡ticos, como ocurrio durante el conflicto de la decada del 80 en las provincias occidentales de Matabeleland, en Zimbabwe.
El UNU/WIDER opino que el partido gobernante de Zimbabwe azuz¢ los antagonismos ‘tnicos brotados despu’s de una ruinosa sequ¡a en la regi¢n, con la finalidad de reprimir a la oposici¢n pol¡tica.
En una exposici¢n ante el plenario de Ecosoc, Stewart menciono como detonante de los conflictos a las motivaciones privadas, que »consisten en dirigentes en bosqueda de poder, riqueza y control de los recursos».
»La guerra es la intensificaci¢n de la competencia por los recursos del sistema», definio Stewart, profesora de la Universidad de Oxford.
Las motivaciones privadas resultaron dominantes en las guerras civiles de Sierra Leona y Liberia.
La participaci¢n del sector privado constituye tambi’n otra causa frecuente de los conflictos, a veces mediante actividades en el mercado negro, como los ingresos del narcotrafico, y otras a traves de compa_¡as transnacionales que establecen contratos con grupos rebeles.
Por ejemplo, la prensa internacional se ha ocupado del caso del lider rebelde angoleno Jonathan Savimbi, qui’n recibe financiacion de compa_¡as multinacionales, ejemplifico Stewart.
Otro factor desencadenante es la intervencion extranjera. La mayor¡a de las oltimas guerras han sido financiadas en forma generosa desde el exterior, sostuvo la codirectora de UNU/WIDER.
Deudas por cifras desorbitantes se contrajeron para originar y sostener las guerras. En la investigaci¢n presentada al Ecosoc se menciona el caso de Estados Unidos, que suministro recursos a El Salvador.
Ruanda recibi¢ ayuda externa hasta poco antes de los graves sucesos de 1994, que causaron la muerte de mas de medio mill¢n de personas. La contribucion del exterior tambi’n financi¢ a Liberia y lleg¢ en la decada del 80 a Somalia.
El estudio academico recomienda que la asistencia externa se otorgue mediante programas de desarrollo a largo plazo, que tiendan a reducir las injusticias sociales. (FIN/IPS/pc/mj/dv/99)
EL INFORME UNU/WINDER: SE PRESENTA ANTE EL CONSEJO ECONÓMICO Y SOCIAL DE LA ONU
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