El Papa ha llegado a La India provocando reacciones de todo tipo, – desde la indiferencia hasta las más hostiles, pasando por algunas políticamente moderadas -, pero ninguna, a excepción de las de los misioneros y órdenes religiosas que allí operan, favorable.
Los hay que admiran la labor social de los cristianos, pero se declaran netamente hindúes, por lo que esta visita papal no les concierne en absoluto. Otros, más moderados, afirman que la India reconoce todas las religiones, por lo que el papa es bienvenido. ô No tiene más derechos que los jefes de otras religionesö, – afirman -. Sin duda estos hombres seguirán al ôpapamóvil ô por la tv, ya que la publicidad que los medios han dado a la presencia del Papa en esas tierras es abrumadora.
Esta visión ô toleranteö de estos más moderados, se contradice con la opinión de los ô sadhusö, esos consejeros espirituales que recorren la India a pie. Para ellos Juan pablo II es ô ese hombre venido de Europa que pretende darles lecciones de moral» y se preguntan que con que derecho osa hacer eso. Los shadus est n verdaderamente enfadados con la visita del papa y descalifican a todo aquel hindo que no profesa el culto a Shiva. Odian a los misioneros, de quienes dicen deber¡an ser expulsados de la India y afirman que el catolicismo es extra_o a la cultura de la India.
Las organizaciones fundamentalistas hindues preparaban desde hace casi un mes las manifestaciones en contra de la visita papal y han quemado la mayor¡a de los carteles donde aparec¡a la imagen de Juan Pablo II. Exigen al Papa que se disculpe poblicamente por las masacres cometidas por los misioneros en el siglo XVI.
Para los observadores asentados en Delhi, las acusaciones fundamentalistas no son m s que una forma de manifestar su odio hacia los cristianos, en minor¡a pero muy influyentes a ra¡z de su trabajo educativo y social.
EL PAPA LLEGA A LA INDIA ENTRE DESCALIFICACIONES DE TODO TIPO
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