+ Es Loyola de Palacio un desastre?. Pues miren Uds. , a juzgar por los razonamientos que hemos podido leer más bien nos parece una mujer actual, con falta de tiempo y las energías puestas en algo más importante que el chupar cámara al estilo «Barbie«. « Tiene la casa llena de cajas«, dicen sus colaboradores. + Y quién no?, además de un ordenador, – y aún poseyendo uno -, las cajas son los recipientes más útiles para meter los miles de documentos que una ministra tiene que revisar a diario, para que no se pierdan . Lo que sus colaboradores no dicen, es si las cajas iban numeradas o tenían alguna pegatina donde hubiera algún distintivo de identificación rápida; seguro que sí.
También nos dicen sus colaboradores que « tiene la casa llena de libros«, ante esto decir simplemente » chapeau por Loyola» y suspenso sin recuperación para sus colaboradores, que quizás prefieran tener figuritas chinas del « Todo a 100«. Dicen que « tiene los sof s con fundas » y que «lleva una vida muy austera«. ! En fin!. La verdad es que hay fundas de sof de dise_o preciosas y super oltiles, -sobre todo en verano-, para que el cuero no se te pegue al cuerpo, porque no hay nada m s desagradable que tener que tirar de la piel de uno, hasta que consigues despegarla de esos car¡simos sof s. No parece ser el motivo, la piel del sof , por lo que Loyola les ha puesto fundas a los suyos, ya que dicen que » lleva una vida muy austera«. + Tambi’n la vamos a criticar por eso?. En un principio, y salvando el t¢pico de que cada uno vive como quiere, no hay nada m s fuera de tono y que se escape a toda elegancia, que la de vivir en un ambiente de ostentaci¢n en una ‘poca caracterizada por lo » minimalista», y sobretodo viviendo del pueblo y para el pueblo, se supone. Evidentemente tambi’n la criticar¡an si vistiera todos los d¡a de Dior, asistiera al congreso conduciendo un Ferrari y tuviera la costumbre de cenar a diario en su Jet privado, de camino a Venecia. Esta servidora no ve nada criticable en la forma de vestir de Loyola, muy parecida, – por cierto -, a la de cualquier mujer espa_ola que trabaja todo el d¡a. Ahora bien, si su sus colaboradores, por eso de alegrarse la vista y refrescarse al rededor de la m quina del caf’ entre risitas estopidas, prefieren a una ministra con escote hasta el ombligo y kilos de tinte rubio » n¢rdico » en el pelo, con Loyola lo tienen dif¡cil.
Vamos a ser serios de una vez en este pa¡s y a intentar diferenciar lo criticable del puro y chabacano cotilleo y esto , miren Uds. , s¡ lo tenemos f cil con Loyola. El tema del lino lo ha llevado muy mal y por incompetencia propia, o siguiendo las exigencias de su gobierno, ah¡ ha pinchado. As¡ que centr’monos en lo que nos interesa de Loyola como personaje poblico, que es que haga bien las cosas,- que con tanto cotilleo nos despistamos y dejamos pasar muchas cosas importantes -, y dejemos de parecer estopidas marujas con rulos bajo el casco de un secador, – prototipo que afortunadamente va desapareciendo entre el sexo femenino, pero que parece aumenta entre el masculino-. Un consejo, si me lo permite, para Loyola. Que cambie de asesores. Y una pregunta para los asesores, + No es su trabajo el de asesorar? O + Ahora se llama » despellejar»?.
G.C.
NOTA :
Este art¡culo es la r’plica al de «LOYOLA ES UN DESASTRE»