Jesús Gil saldrá el día 15 de septiembre de la presidencia de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Occidental, empujado por los votos de 18 de los 22 vocales de esta institución. La mancomunidad asegura el abastecimiento de agua, recogida de basuras y saneamiento de once pueblos de la costa y ha sido gobernada por Gil en los últimos cuatro años.
Los representantes de PP (7), PSOE (6), IU (3), y el Grupo Independiente de Benalmádena (GIB) (2) votarán a un presidente del Partido Popular y a un vicepresidente socialista, tras el pacto cerrado el martes para compartir el gobierno de este organismo. Izquierda Unida se hará cargo de la oficina técnica de la mancomunidad y el GIB regirá un área aún no concretada.
Sólo quedan fuera de este acuerdo los tres o cuatro representantes que el Grupo Independiente Liberal (GIL) conseguirá por Marbella y Casares, las dos alcaldías que conserva Jesús Gil en la Costa del Sol después de perder Estepona y Manilva en las pasadas elecciones. En 1995 el alcalde de Marbella tenía 8 representantes en esta institución y consiguió la presidencia gracias a la abstención del PP.
El pacto para la Mancomunidad ratifica un acuerdo del 2 de agosto de PP, PSOE e IU, en el que todavía no estaban presentes los independientes de Benalmádena. Todos los grupos quieren realizar una auditoría de las cuentas de la institución y buscar financiación para la desaladora que Gil construyó en terrenos municipales de Marbella con un coste estimado de 9.000 millones de pesetas y 552 anuales de mantenimiento, pero que aún no ha empezado a funcionar. La Mancomunidad costasoleña no ha pagado todavía esta obra, que ha generado unos 2.000 millones de intereses.
Gil tiene la intención de reclamar la propiedad de esta desaladora. «Tengo resuelta su financiación en 30 años», dice. La intención del alcalde de Marbella es «entregar el mando el día 15, usar los servicios y pagarlos y dejar de contribuir a los presupuestos de la Mancomunidad».
Aberchan condiciona el pacto anti-GIL
Por otra oarte, el presidente de la ciudad autónoma de Melilla, Mustafa Aberchan, ha puesto condiciones al pacto entre su partido, Unión del Pueblo Melillense (UM), y el PP para acordar un Gobierno de concentración con exclusión del GIL. Estas condiciones incluyen varias exigencias al Gobierno central que preside José María Aznar.
Durante dos años, la presidencia seguiría en manos de Aberchan («para ello fui elegido el día de la investidura"), y los dos siguientes años sería presidente el que tuviera como mínimo diez votos de apoyo en una votación al efecto.
A esta primera cláusula se opone el presidente de Unión del Pueblo Melillense (UPM), Juan José Imbroda, quien se pregunta cómo Aberchan pretende ser presidente durante los dos primeros años con los cinco votos que tiene ahora, y exige para el segundo presidente diez votos de apoyo.
El segundo punto se refiere al reparto de poder. «Los contadores se pondrán a cero y sobre la mesa se pondrá las consejerías, comisiones y sociedades públicas, organismos o cualquier otro ente de poder. La asignación de cada consejería se hará por orden, eligiendo primero la fuerza más votada y después, sucesivamente, elegirán el resto de las fuerzas por orden de representación en las urnas». Como ha sido precisamente CM la fuerza más votada, tras el GIL, en estos dos primeros años de legislatura tendría la presidencia y todas aquellas áreas de poder que le interesasen.
Esta actitud ha sido criticada por Imbroda, que acusa a Aberchan de tener «secuestrada a la ciudad».
El tercer punto va dedicado a lo que el presidente llama «aportación del Gobierno central a la corresponsabilidad inherente al pacto». Al Ejecutivo se le exige la reducción del paro en Melilla en un 50 por ciento y la construcción en dos años de 2.000 viviendas sociales, entre otras reivindicaciones. Además exige modificaciones en el Estatuto de Autonomía y que visiten la ciudad el Rey y el presidente del Gobierno.