El 25 de abril de 1974, la Revolución de los claveles ponía fin a más de 40 años de dictadura salazarista en Portugal.
En la madrugada del 25 de abril, en los cuarteles de Tomar, Vendas Novas, Lamego, Mafra, Estremoz y la misma Lisboa, los hombres reciben órdenes de ponerse en ruta. Al amanecer los carros de combate entran el la ciudad y se dirigen a la Radio. A la hora del desayuno Portugal se despierta escuchando comunicados militares que piden calma a la población y aconsejan a los grupos paramilitares que se entreguen sin oponer resistencia.
No hará falta mucho tiempo para que Marcelo Caetano, – Presidente del Consejo -,á quién tomo el relevo de Salazar a la cabeza de la más vieja dictadura europea, se de cuenta de que Portugal se remueve.
Al final de día en general Spinola, – antiguo gobernador de Angola y uno de los generales más prestigiosos de la República -, recoge la rendición de Caetano, quién es detenido junto a algunos ministros.
La salida del Primer Ministro es recibida por la poblaci¢n de Lisboa con gritos de victoria, que se lanza a la calle ignorando los consejos de los militares de permanecer en sus hogares, hasta el fin de la operaci¢n.
En 1933 Salazar hab¡a instaurado en Portugal el » Estado Novo», un r’gimen dictatorial y obscurantista que se jactaba de tener apartado al pa¡s de la Guerra Mundial, pero tambi’n de la evoluci¢n en la que Europa estaba embarcada, sumergido en la nostalgia de esplendores pasados e intentando defender un imperio africano desintegrado por las luchas de liberaci¢n.
Los militares enviados a estas colonias, – Mozambique, Angola, Guinea -, se daban cuenta de que las guerras coloniales, jam s podr¡an ser ganadas contra los movimientos revolucionarios de independencia apoyados por el pueblo, y sobretodo, empezaron a tomar consciencia de que el propio Portugal estaba soportando un brutal dictadura, que imped¡a cada vez m s la comunicaci¢n del pa¡s con Europa.
Justo ah¡, en las colonias y entre los militares que intentaban defenderlas, donde germin¢ el virus que tendr¡a como consecuencia el derrocamiento de Caetano.
Durante las primeras horas de la ca¡da de la dictadura el pueblo no conoc¡a a sus liberadores, y enseguida un nombre apareci¢ como l¡der : Otelo de Carvalho.
El partido Comunista, – onica asociaci¢n pol¡tica que no hab¡a abandonado jam s la lucha contra el dictador -, comienza a cobrar fuerza.
En un alarde de jobilo, Lisboa se llen¢ de claveles. Estaban por todas partes. En los balcones, en las manos de los ni_os, en los ca_ones de los fusiles de los militares…as¡, el partido Comunista, intelectuales anti dictadura y periodistas opositores al r’gimen comenzaron a lanzar el mensaje: » Ha habido un golpe de Estado. Los militares han tomado el poder».
Dos d¡as m s tarde del golpe los exilados comienzan a regresar al pa¡s, entre ellos Mario Soares,- presidente del partido Socialista -, y Alvaro Cunhal, – dirigente del partido Comunista -.
De esta manera la Democracia entra en Portugal y los partidos condenados a la clandestinidad pueden salir a la luz. Los militares de su parte, se congratulan de poder terminar con las luchas coloniales.
LA REVOLUCIÓN DE LOS CLAVELES, 25 AÑOS DESPU¿S.
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