LAS CENIZAS DE HITLER FUERON VERTIDAS A LAS ALCANTARILLAS DE MAGDEBURGO

Según ha publicado el diario La Tercera, los huesos de Adolf Hitler fueron incinerados secretamente en 1970 en una operación llevada a cabo por militares soviéticos, y sus cenizas fueron arrojadas al alcantarillado de la ciudad alemana de Magdeburgo, una ciudad de la ex Alemania Oriental (RDA).
Sergei Kondrashev, quien fuera jefe de contrainteligencia soviética en la ex RDA durante dos largos períodos de la Guerra Fría, reveló al diario británico The Sunday Times los detalles del operativo, que fue realizado durante la noche del 4 de abril de 1970 por orden de Moscú.
Su versión, en caso de comprobarse, acabaría con las especulaciones sobre el paradero de Hitler, que han llegado a asegurar, incluso, que el líder nazi habría huido a Argentina.
La historia de Kondrashev comienza en 1946, un año después de que las tropas rusas descubrieran, entre los escombros del bunker en Berlín y dentro de un cráter que había dejado una poderosa bomba, los cuerpos semi quemados de Hitler; su mujer, Eva Braun; su ministro de propaganda, Joseph Goebbels, la mujer de ‘ste y sus seis hijos.
Tras ser descubiertos los restos, el propio l¡der sovi’tico Joseph Stalin orden¢ que se estudiara si efectivamente se trataba de Hitler. Algunos trozos de su cuerpo, incluidos el cr neo y la mand¡bula, fueron enviados a Berl¡n junto a una chaqueta de cuero empapada de sangre.
Los an lisis sangu¡neos certificaron que los restos correspond¡an a Adolf Hitler, y que el l¡der alem n hab¡a ingerido un poderoso veneno antes de suicidarse dentro de su refugio en Berl¡n.
Una vez que terminaron las investigaciones, recuerda Kondrashev, los cuerpos fueron trasladados a una base militar sovi’tica en Magdeburgo, donde fueron enterrados bajo cemento. All¡ pasaron 24 a_os, hasta que en 1970 los rusos comenzaron a preparar la inminente devoluci¢n de la base a los soldados de Alemania Oriental. Segon el relato del propio Kondrashev, fue ‘l mismo quien advirti¢ de la existencia de los restos a Yuri Andropov, quien era en ese tiempo el director del KGB y quien ser¡a despu’s Secretario General del Partido Comunista Sovi’tico.
Yuri Andropov decidi¢ entonces comenzar la Operaci¢n Archivo, la misi¢n secreta que deb¡a evitar a toda costa que los cuerpos fueran descubiertos, y que el lugar se convirtiera as¡ en un lugar de peregrinaci¢n o en un santuario nazi. Bajo las ordenes de Leonid Breshnev, el m ximo l¡der de la Uni¢n Sovi’tica en esa ‘poca, un equipo de cinco hombres levant¢ una carpa, -para evitar ser vistos por los curiosos-, en torno al lugar donde hab¡an sido enterrados los restos, y exhumaron los cuerpos tras cavar toda la noche.
Luego contaron los f’mures de los diez cad veres para chequear que no faltara ninguno, y los trasladaron a bordo de un cami¢n militar hasta un campo de entrenamientos cercano, donde fueron incinerados en una pira. Las cenizas, horas despu’s, ser¡an vertidas al sistema de alcantarillado de Magdeburgo, donde desaparecieron para siempre.
Segon el ex esp¡a ruso, quien estaba a cargo de las operaciones del KGB en Alemania Oriental durante 1970, los onicos restos que quedan de Hitler (su cr neo y su mand¡bula) est n aon en manos del FSB, la agencia de inteligencia que reemplaz¢ al KGB tras la ca¡da del r’gimen sovi’tico, en 1991.