Una noche, la empleada pasaba por uno de los pasillos de dicho hotel, cuando oyó unos ruidos extraños. Comenzó a buscar de dónde procedían y, a medida que se iba acercando a una de las habitaciones, dichos ruidos iban pareciéndose cada vez más a los gruñidos de un animal.
La empleada llegó a una puerta, detrás de la cual no cabía duda de que había algo que producía estos bramidos. Alarmada, llamó a la puerta, pero nadie respondía. Entonces optó por avisar a recepción y contar lo que ocurría: «En una habitación hay algo, un animal o algo así, que está rugiendo como una fiera, vengan enseguida». Uno de los recepcionistas y un agente de seguridad del hotel subieron a la planta y llamaron nuevamente a la puerta. «Parece un monstruo», comentó la empleada de la limpieza ante los rugidos que escuchaba.
El recepcionista comprobó en el listado de clientes que esa habitación estaba ocupada por Carlos Solchaga. Con un juego de llaves, optaron por abrir la puerta temiendo que algon animal hubiera entrado en el hotel y hubiera atacado al pol¡tico, pero la sorpresa fue que los ruidos que o¡an los emit¡a el propio ex ministro, que estaba durmiendo y roncando estrepitosamente.