Desde hace dos años, del 19 al 24 de agosto se celebra en Cannes el festival de arte y de cine ruso. El festival tiene cada vez más éxito y es que no es para menos. Desde 1994, los nuevos ricos rusos del post comunismo han invadido esta zona de la Costa Azul, dando a este festival un auge, que jamás hubiera alcanzado si no fuera por la sinergia que encuentra en este rincón del mediterráneo.
Los primeros años, los habitantes de la zona de la costa miraba a los rusos con curiosidad y desconfianza, e incluso la policía permanecía alerta a los movimientos de estos provenientes de un mundo, tan secreto como oscurantista. Jamás la policía pudo probar nada contra ellos, aunque las tasas de inseguridad y criminalidad aumentaran peligrosamente en la zona. Son los ônuevos emirsö, declara el conserje de un prestigioso hotel de Cannes.
La satisfacción con la que los hosteleros y comerciantes recibieron a esta nueva estirpe del consumismo, – exigentes y caprichosos donde los haya -, pronto se vio enturbiada por las maneras y modales de tambi’n hab¡an importado. Los rusos son ruidosos, alcoh¢licos, mal educados y de riquezas de procedencia dudosa; y claro, eso en la exquisita Francia mediterr nea, no dejaba de incomodar.
Ante esto, Melania Milbert, – una rusa casada con un franc’s -, decidi¢ organizar este festival de Cannes de las artes rusas, con el fin de que la opini¢n sobre sus compatriotas cambiara. Lo que ,- al parecer-, Melania ignoraba, es que la imagen que los europeos ten¡amos sobre los rusos era la de excepcionales mosicos, imparables astronautas, verdaderas estrellas del deporte y bailarinas de elite, imagen que estos nuevos rusos se han encargado de desmitificar.
Lo que s¡ est claro es que los rusos est n siempre en los grandes negocios. La polic¡a se pregunta como se han realizado ciertas macro operaciones inmobiliarias, de una manera tan r pida y moviendo tal cantidad de divisas, pero es inotil. Las adquisiciones se realizan a trav’s de sociedades-pantalla, constituidas en Liechtenstein, M¢naco o Suiza.
La propiedad del castillo de La Garoupe de 10,1 hect reas, fue adquirido a principios de 1997 por financieros rusos del c¡rculo de Yelsin, y puesto a disposici¢n de su hija Tatiana.
Demasiadas veces citado por la polic¡a de los Alpes Mar¡timos, Boris Berezovski, – hombre de negocios apodado el «rasput¡n del Kremlin» -, posee varios yates y una mansi¢n en el cabo de Antibes. Segon fuentes policiales, desde 1997 este hombre ha ampliado considerablemente sus negocios en la Costa Azul.
Segon estas mismas fuentes, la existencia de una mafia rusa en la Costa Azul no puede probarse, » la criminalidad rusa es una nebulosa total», – afirma la polic¡a -. Todo lo contrario que la existencia de la mafia italiana, asumida desde hace muchos a_os. En cuanto a la identidad de los nuevos ricos, nadie puede investigar sus antecedentes, ya que la mayor¡a de las veces han desaparecido. Los antiguos delincuentes son ahora personas respetables o respetadas.
Los que no invierten en inmobiliarias pasan las noches en los casinos, alquilan lujos¡simas mansiones u organizan suntuosas fiestas privadas, sin que se pueda determinar de donde provienen los fondos que gastan.
En fin. Cautelosos y sin antecedentes, los mafiosos rusos parecen dispuestos a convulsionar la econom¡a europea y tambi’n la estadounidense.
LOS RUSOS + DUEíOS DE OCCIDENTE?
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