Madonna reclama 2,5 millones de dólares (unos 400 millones de pesetas) a sus asesores fiscales. En su opinión, la han asesorado mal, lo que ha supuesto que ella ha tenido que triubutar al fisco en dos estados de los Estados Unidos simultáneamente, en vez de sólo en uno. Madonna ha estado tributando a la vez en California y en Nueva York.
Madonna acusa a los hasta ahora consejeros fiscales que tenía de "incumplimiento de contrato y malversación", porque uno de ellos la declaró "residente en California" en 1992, cuando aquel año pasó más de 183 días en Nueva York. Por este hecho, la cantante tuvo que pagar impuestos en este estado también.
Según Madonna, esta doible tributación la ha supuesto un gasto extraordinario de dos millones de dólares (unos 320 millones de pesetas) que podría haberse ahorrado.