Según fuentes dignas de crédito, el presidente yugoeslavo podría estar evadiendo capitales desde poco antes del comienzo de la crisis de los Balcanes, en previsón de que los acontecimientos no se desarrollen favorablemente para él. Milosevic no quiere salir de su país, sobre todo por miedo a que le suceda lo mismo que al ex dictador chileno, Augusto Pinochet, detenido por la justicia británica a la espera de que la Audiencia Nacional española pueda juzgarlo por sus crímenes durante su dictadura, al amparo de los convenios internacionales.
Milosevic podría ser perseguido y juzgado por la justicia internacional, acusado de crímenes de guerra, torturas y genicidio contra el pueblo albano-kosovar. Por eso no quiere salir de Serbia. Pero los últimos rumores que apuntan a la posibilidad de un golpe de Estado contra él por parte de altos mandos de su ejército le han animado a hacer gestiones secretas ante el Gobierno de Irak (otro "enemigo histórico" de Estados Unidos, también bombardeado por los aviones norteamericanos) para garantizarse que Husein le concediera el asilo político en caso de necesitar fugarse.