Las elecciones generales egipcias han pasado sin pena ni gloria. Hosni Mubarak afronta desde el domingo su cuarto mandato sin oposición e incluso los abstencionistas bromeaban durante la jornada sobre la falta de candidatos opositores, al ya por cuarta vez presidente egipcio.
El domingo el ambiente era de fiesta en El Cairo. Avionetas paseando los colores de Mubarak, manifestaciones ô espontaneas ö a favor del único candidato y caras sonrientes enseñando el sí antes las cámaras de tv, daban por sentado que, una vez más, las elecciones eran puro trámite.
Aún así, sectores aislados aprovecharon tímidamente para manifestarse contra la ley de emergencia, en vigor desde 1981, la opresión de la prensa o la imposibilidad de creación de partidos políticos, sin tener demasiado éxito debido a la tremenda ignorancia en la que vive la mayoría de la población. En nombre de la religión y de la unidad nacional, la censura reina en todos los planos de la vida intelectual del país.
Pero para los ciudadanos los problemas son m s terrenales. Desde que se iniciaron las reformas econ¢micas en 1992, la vivienda, la educaci¢n o la sanidad est n vetadas a la mayor¡a de la poblaci¢n y solo un fondo social financiado por el FMI ( Fondo Monetario Internacional ) al que el pueblo no tiene acceso, mantiene la econom¡a viva.
Mubarak no ha aportado la prosperidad prometida a su pa¡s, pero por muy mal que est’n las cosas, el aperturismo se har esperar todav¡a en Egipto.
MUBARAK COMIENZA SU CUARTO MANDATO SIN PROMESAS
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