Sinceramente pienso que no le quedan muchos años de vida al ôPersonal Computerö (PC) que conocemos hoy, no solo por los avances en los niveles de integración y en las velocidades de vértigo que los procesadores superan cada pocos meses, sino porque fundamentalmente se hace necesario para la propia supervivencia del sistema informático mundial (en el sentido de concepto social), llegar a todas las personas de la forma más sencilla posible y con la naturalidad de quien mira la hora en un reloj.
Sin embargo todos sabemos que ciertos sectores de la población, y no hablo solo de personas de avanzada edad, están retraídos ante la informática, y no dedicarán nunca parte de su presupuesto a comprar y mantener un PC. Realmente, el sector de público interesado o ôtecnológicamente receptivoö, hemos comprado ya un PC y en algunos casos, mas de uno, pero si yo me compro hoy un PC con procesador PentiumIII, y mi nivel de usuario no es controlar una central nuclear, con la calidad de este ordenador, tengo todas mis funcionalidades resueltas al menos hasta que se rompa de viejo, mas o meno 15 a 20 a_os, este hecho obligar tambi’n a la industria a llegar hasta la poblaci¢n de «personas no tecnol¢gicas» si quiere seguir creciendo, y no solo a nivel de hardware, tambi’n a nivel de software.
¨Qu’ nos espera? :
En realidad, nada nuevo en cuanto a conceptos filos¢ficos, pues ya se trazaron hace bastantes a_os en las facultades de inform tica y en los laboratorios de desarrollo, conceptos como el de la «inform tica distribuida», o el de los «terminales tontos» que son una buena pista en cuanto a evoluci¢n del Sistema, y que tuvieron en su d¡a dos limitaciones, una la velocidad en la transmisi¢n de datos, y otra la capacidad o espacio de memoria masiva en los servidores.
Si nos detenemos un momento a pensar como la velocidad en las transmisiones ha influido en el desarrollo inform tico de los oltimos 15 a_os, nos daremos cuenta que en cuanto tengamos «el cable» (fibra ¢ptica o coaxial) instalado en todas las ciudades la eficiencia de la comunicaci¢n alcanzar cotas solo comparables al descubrimiento del motor de explosi¢n, y ser como pasar de los carros de mulas a lo coches de lujo, pero en un periodo de un a_o mas o menos.
Sobre la memoria en los servidores, creo que no tengo que contarle a nadie la evoluci¢n que los discos duros est n sufriendo en poco tiempo, cada vez con mas capacidad, y mas r pidos, por no hablar de las velocidades y el costo de la memoria Ram, uniendo estos par metros a la cantidad de servidores enganchados «a la misma Red» y de los que podemos disponer con solo teclear su direcci¢n, totalizamos unas capacidades de almacenamiento y proceso interconectadas, inimaginables hasta ahora, con un potencial que sin duda los tecno-empresarios sabr n aprovechar.
La forma:
Esto es otro cantar, y aqu¡ si que hacen falta buenas dosis de imaginaci¢n, y un aderezo de perversidad, para que sin quererlo una persona de «mentalidad no tecnol¢gica», entre en el mundo digital, pues ya hab¡amos dejado claro lo indispensable que es llegar a este tipo de poblico.
Pensemos, que esa persona cuando mira su reloj de pulsera, est haciendo uso de la tecnolog¡a digital mas avanzada ligada a niveles de integraci¢n insospechados, y ‘l no lo sabe, o pongamos que cuando esa «persona no tecnol¢gica» enciende su televisor, conecta con la CNN, y consulta el Teletexto para ver la programaci¢n, sin saberlo, est usando la tecnolog¡a mas avanzada del momento baj ndose v¡a sat’lite cantidad de informaci¢n, pues esto es lo que nos espera, la inserci¢n del PC, o de las funcionalidades que hasta el momento le atribuimos al PC en los instrumentos mas cotidianos de nuestra vida.
Aparentemente un televisor seguramente extraplano Dolby SuperPrologyc que incorpora en un agujerito de 4 mil¡metros en su esquina superior izquierda una microc mara de v¡deo, y en sus tripas el oltimo microprocesador de 800 a 2 Mhz de velocidad, adem s de darnos la lata con la aburrida programaci¢n de las TVs locales, nos podr servir para ver la pel¡cula que queramos en el momento que nos apetezca con solo seleccionarla del meno de nuestro video-proveedor, har las veces de v¡deo tel’fono, y su mando a distancia un poco mas grande que los actuales, incorporar un teclado Qwerty sin cables que nos permitir crear en el televisor nuestra agenda de tel’fonos y direcciones (f¡sicas y virtuales), conectarnos a la Red, trabajar con el correo electr¢nico, conectarnos a servidores de Office con utilidades de edici¢n donde podemos utilizar software de reconocimiento de voz que servir tanto para escribir como para identificar al propietario de los datos, conectarnos a servidores de juegos, en los que compraremos el «tiempo» que juguemos, no el juego completo como hacemos ahora, evitando as¡ la pirater¡a, y a_adiendo la opci¢n de poder jugar en o con grupos de otras personas, a las que les podremos ver incluso las caras que se les ponen cuando «les matamos el marciano», y todo esto de una forma intuitiva, mas simple aon que un teletexto hoy ya de uso cotidiano para la persona «no tecnol¢gica».
Fuera de casa, y para los que estamos un poco mas «colgaos» de la tecnolog¡a, un artilugio conocido como Palm, del tama_o de una agenda, har las veces de interface de comunicaci¢n de baja calidad, sirviendo de v¡deo tel’fono m¢vil, y proporcion ndonos todos los servicios de red que se puedan implementar dentro de sus cualidades limitadas solo por el tama_o (limitaciones f¡sicas de visualizaci¢n) y el sistema de comunicaci¢n de radio (limitaciones de velocidad o protocolos de compresi¢n), con este terminal, le puedo ense_ar a un amigo, el texto que escrib¡ anoche desde el «super-TV de antes», pues la informaci¢n estar guardada no en el disco duro de mi PC que «ya no tengo», sino en el disco duro o el tipo de memoria que sea, de un servidor de Office, el que sea, que estar no se donde ni me importa, y que contiene una informaci¢n que solo yo puedo leer, pues solo mi relaci¢n usuario/clave podr desencriptarla, pudiendo modificar los datos desde el terminal Palm, o pas rselos al servidor Office de mi amigo para que a_ada unos gr ficos en los que es especialista.
En el coche, el autorradio, deber recibir constantemente todo tipo de informaci¢n de ayuda a la navegaci¢n, meteorolog¡a, atascos, ofertas de rutas alternativas, avisos del fabricante para hacerle la revisi¢n al coche, avisos de nuestro mec nico de ITV para pasar a verle cuando corresponda, recordatorios del ayuntamiento sobre el pago de impuestos, avisos sobre cosas que ocurren en la carretera por la que circulamos, etc., y debe ser capaz de d rnosla en voz alta para no distraer nuestra atenci¢n de la carretera. Podremos seleccionar el tipo de datos con solo ped¡rselo, o pedirle que nos ponga en contacto telef¢nico con cualquier persona de nuestra agenda, y por defecto que elija al azar o en funci¢n de criterios preestablecidos entre cualquiera de nuestros 200 temas musicales favoritos que le hemos metido.
Todo esto puede parecer ciencia-ficci¢n, y no lo es, pues el nivel tecnol¢gico est logrado, faltando solo por solucionar problemas de conectividad entre «los distintos mundos», que se resolver n de la mano de unas comunicaciones r pidas y fiables, +cu ndo?, veremos empezar todo esto como m ximo en cinco a_os, relegando los PC,s a los laboratorios, para ser utilizados en tareas muy concretas.
Solo espero por el bien de todos, que tanto los fabricantes, como los vendedores, se est’n ya poniendo las pilas. Personalmente, yo cada vez hago menor uso de mi disco duro, tengo muchas cosas privadas en la Red, en direcciones que nadie conoce, y de esta forma puedo consultarlas tanto desde mi casa como desde el trabajo o desde cualquier otro sitio, adem s me importa un bledo si alguien las descubre, pues no puede vincularlas a m¡, no sabe de quien es esa informaci¢n ni para que sirve, creo que la filosof¡a de un terminal cada vez mas sencillo y asequible funcionalmente hablando, es una necesidad que se abrir paso por si misma.
Hace muchos a_os, todos miraban a la torre del campanario para saber la hora, hoy todos se miran su mu_eca.
Juan Carlos V zquez
Analista de Sistemas
(a_o 1999)