Todos citaron a poetas en la cumbre de Oslo, quien más y quien menos. Pero fue Clinton quien citó el pasaje del «Canto a la paz», de Iaacov Rotblit, cantado por Itzjak Rabin pocos minutos antes de su asesinato: «No digáis: ‘llegará el día’; traed el día ya». Pero todos comprendían que es más fácil escribirlo en un poema de hace más de 25 años que llevarlo a la práctica en una cumbre que apenas logró decidir sobre los contornos de los pasos a seguir.
El encuentro fue positivo desde diversos puntos de vista y ninguno de sus protagonistas podría objetar la evaluación de que la cumbre dio un renovado impulso a las negociaciones. No es poco, pero tampoco se logró mucho más que eso.
Arafat y Barak convinieron en quedar en permanente contacto, acompañando al más alto nivel a las negociaciones de sus respectivos equipos, con el objetivo de llegar a un acuerdo de principios sobre la solución definitiva al conflicto. Acorde al progreso que se logre, habrá una nueva cumbre, maratónica, en Estados Unidos (se habla de Camp David), en enero o en febrero del pr¢ximo a_o. Clinton parec¡a mucho m s optimista al concluir las conversaciones en Oslo que al llegar a la capital noruega.
Oslo contribuy¢ entonces al clima. Todos los que quisieron obtener algo m s en esa oportunidad, descubrieron que no era el lugar para hacerlo. Barak le pidi¢ a Arafat que moderara sus expresiones poblicas, para no alterar los nervios de la opini¢n poblica israel¡. Su pedido fue parcialmente aceptado, ya que el l¡der palestino borr¢ de su discurso un amplio p rrafo que denunciaba a los asentamientos como minas en el sendero de la paz. Pero de todas maneras volvi¢ a recalcar el reclamo de Jerusal’n como capital del Estado palestino. Barak no ocult¢ su disgusto.
A su vez, los palestinos le pidieron a Barak que, al menos durante el per¡odo de negociaciones que inician hasta febrero, Israel dejara de edificar en los asentamientos. Barak se neg¢ a al pedido: ¨Cu nto falta hasta que leguemos al acuerdo? +Tres meses y medio? ¨Cu nto se puede edificar en ese lapso? pregunt¢ ret¢ricamente, y aclar¢ que hasta que se llegue a conclusiones en las negociaciones se limitar a actuar de acuerdo a la ley vigente.
Lo que s¡ convinieron las partes, es evitar actos y actitudes que puedan causar «da_os graves» a la continuaci¢n y progreso de la negociaci¢n. No se especific¢ de qu’ se trata, por lo cual se deduce que la referencia es a actos decididamente provocativos.
Desde la firma de los acuerdos de Oslo han quedado sin tratarse los temas verdaderamente serios de la negociaci¢n, que han vuelto a evitarse en la reciente cumbre. Se trata del estatuto de Jerusal’n, del derecho al retorno palestino, de la creaci¢n de un Estado palestino, de las fronteras entre’ ste e Israel, del futuro de los asentamientos.
Barak no llev¢ consigo mapas, aunque esboz¢ lineamientos muy generales del acuerdo que estar¡a dispuesto a firmar. Se infiere que estar¡a dispuesto a la creaci¢n de un Estado palestino y que aceptar¡a una soluci¢n «creativa» en el tema de Jerusal’n, probablemente ampliando la capital de manera de aceptar en parte de ella la presencia palestina.
Pero a cambio de todo ello necesita o¡r en forma clara por parte de la dirigencia palestina que no se exige una retirada a las fronteras anteriores a la Guerra de los Seis D¡as, y que el derecho al retorno no es aplicable en forma llana, es decir con los refugiados asiti’ndoles el derecho a volver a sus lugares dentro de Israel.
Se infiere tambi’n que los palestinos entienden la imposibilidad de retornar, y que por lo tanto estar n dispuestos a algon otro tipo de compensaci¢n. Pero en el tema de las fronteras y de Jerusal’n nadie se atreve por el momento ni siquiera a insinuar un compromiso. Sin acuerdo en esos dos puntos, es improbable que hasta febrero se llegue a una base comon para la firma de los acuerdos definitivos, como se prev’, en setiembre del 2000.
Para esa eventualidad, Israel prepara alternativas: un acuerdo interino y no definitivo, con duraci¢n de varios a_os, hasta llegar a un acuerdo que conforme a las partes. Ello por el l¢gico temor a que la ausencia de un acuerdo promueva la violencia y lleve a una conflagraci¢n en la regi¢n. Y hay quienes sostienen que ningon acuerdo parcial podr¡a evitar un rebrote de violencia, tal como se refleja del informe presentado por el jefe de Inteligencia de Tz hal, Gral. Amos Malka, ante la comisi¢n de Defensa y Relaciones Exteriores de la Kn’set. Segon Malka, «si llegara a haber una crisis en las negociaciones, los palestinos se inclinar¡an por la opci¢n de la violencia».
Aurora
OSLO: POEMAS Y BUENAS INTENCIONES
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