Desde enero de 1999, más de cien presos en las cárceles españolas han sufrido malos tratos y vejaciones, o han fallecido en circunstancias no aclaradas, sin que las autoridades hayan tomado medidas al respecto.
En las prisiones se supone que los internos deben tener garantizados sus derechos constitucionales. Pero si uno sufre un cólico nefrítico, por ejemplo,se arriesga a que los funcionarios de prisiones no le dejen acudir a la enfermería para timar un calmante y someterse a revisión médica hasta que no le toque su turno ordinario. Otros presos han fallecido ahorcados cuando no disponían de soga ni cuerda alguna; o han sido acuchillados cuando, teóricamente, nadie estaba a su lado ni habñia arma blanca alguna a su alrededor. Otros, con una salud de hierro, han tenido «ataques al corazón» e infartos que les han quitado la vida. Los responsables de las prisiones en España, curiosamente, no han permitido que nadie investigue tan extraños fallecimientos.
Esta semana, se han manifestado en Madrid familiares de los presos en Espa_a. Exigen justicia y saber por qu’ sus hijos, hermanos, amigos, etc… han perdido la vida o han sufrido malos tratos impunemente. El Gobierno de Jos’ Mar¡a Aznar ha desoido repetidamente las peticiones de estas personas para que se abra una investigaci¢n. Tampoco antes, cuando era el Partido Socialista Obrero Espa_ol el que gobernaba, con Felipe Gonz lez al frente, el Gobierno de Espa_a era sensible a estos problemas.