El general Michael Jackson, jefe de la KFOR (las fuerzas internacionales de pacificación para Kosovo) ha reconocido que a pesar de sus 36.500 hombres vigilando el territorio, los sucesos como el acaecido en Gracko pueden repetirse. El pesimismo cunde entre los analistas internacionales. Las investigaciones sobre la matanza han comenzado ya, pero se teme que la masacre no sea más que una maniobra para entorpecer esta pacificación.
Por su parte, los partidos serbios han calificado esta matanza como de "crimen contra la humanidad", mientras los países occidentales no salen de su asombro por lo sucedido y no han podido reaccionar más que con condenas verbales.
El KLA, Ejército de Liberación de Kosovo, aún conserva el setenta por ciento de sus armas, a pesar de que las noticias facilitadas por la NATO han apuntado que el proceso de entrega de dicho armamento está casi "ultimado".