Hacía cinco años que la tensión en La Salve no era tan alta como ayer. Tras varios forcejeos y peleas entre radicales y escoltas de las autoridades, éstas fueron inmediatamente rodeadas por cuatro de los cerca de una docena de guardaespaldas que les acompañaban para llevarles hasta el cercano Boulevard.
El nerviosismo de la multitud de gente que paseaba por las calles de una ciudad en fiestas motivó que se sucedieran las carreras mientras los violentos arrojaban palos y otros objetos, e incluso alguna botella, contra la comitiva que se alejaba.
No fue el único incidente violento ayer en Euskadi. Santiago Abascal, portavoz del PP en las Juntas Generales (Parlamento provincial) de álava y concejal de la localidad alavesa de Amurrio sufrió el tercer ataque contra su comercio en lo que va de año. Unos desconocidos tiraron piedras hacia las siete de la mañana contra las lunas de su local, una tienda de ropa. Amurrio también está celebrando sus fiestas patronales. Los cristales no se rompieron porque Abascal, tras el ataque con bombas incendiarias que sufrió el pasado 19 de febrero, decidió ponerlos blindados. El edil evaluaba ayer los daños en unas 800.000 pesetas. El seguro sólo le cubre hasta 500.000, tope máximo que la compañía le quiso asegurar.
Por otro lado, varios desconocidos incendiaron en la madrugada del pasado viernes un repetidor de televisión en Bakio (Vizcaya).
Herri Batasuna instó ayer al alcalde bilbaíno, el peneuvista Iñaki Azkuna, a no colocar en la casa consistorial el próximo viernes la bandera de España, "símbolo extranjero de la imposición de una ley extranjera", en palabras de su portavoz Joseba Permach. Azkuna replicó que aplicará la legalidad vigente. Igual llamamiento hizo HB hace unos días a Odón Elorza para la jornada de hoy, que cierra las fiestas donostiarras.