Sonia Falcón, ecuatoriana de 28 años, fue secuestrada junto a los empleados de la compañía petrolera City Investing. El hecho se produjo en la provincia ecuatoriana de Sucumbíos, a más de 500 kilómetros al noreste de Quito.
Sonia trabaja como asistente de producción en la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica, ALER.Se dirigía a la reserva ecológica del Cuyabeno, junto a dos compañeros de trabajo: Sabine Roblain y Ander Mimenza, además viajaban dos familiares de Ander.
Todavía convulsionada por la experiencia, con ropa formal y con apariencia serena y voz pausada, Sonia Falcón, quien fue secuestrada y liberada a pocos minutos de la captura, narró los hechos y habló de su experiencia.
– ¿Cómo se produjo el secuestro?
Yo llegué a Lago Agrio el viernes. Salí de Quito en la mañana, en un vuelo de Tame (Transportes Aéreos Militares Ecuatorianos), junto con Ander, María (hermana de Ander) y Jesús (esposo de María). Queríamos ir al Cuyabeno la tarde del viernes, pero el viaje se posterg¢ para el s bado en la ma_ana porque Ander ten¡a cosas que hacer.
Salimos a las 8:40 y contratamos un taxi que en realidad era una camioneta de doble cabina. A las 10:30 nos detuvimos de golpe. El camino estaba interrumpido por tres volquetes y varios hombres con ropa de militares. Ten¡an los rostros pintados de negro, unos completamente y otros en rayas.
Se acercaron y nos hicieron bajar. Nos pidieron que nos pusi’ramos en fila. Al principio pens’ que eran militares que estaban haciendo algon operativo.
-¨C¢mo sabe que no eran militares?
Supe que no eran militares hasta cuando se acercaron tres chicas, una de ellas de unos 15 o 16 a_os de edad. Adem s no ten¡an identificaci¢n, no ten¡an un nombre, ni ninguna insignia que les identifique.
Un hombre comenz¢ a preguntarnos uno por uno la nacionalidad. Cuando lleg¢ hasta m¡ se cort¢ la pregunta porque vino otra persona tambi’n vestida de militar y nos orden¢ que sigamos adelante y nos internaban en la selva.
Seguimos en fila cargando las mochilas hasta una colina peque_a en donde vi a varias personas, todos extranjeros, hincados en el piso. A nosotros nos pusieron junto a ellos en la misma posici¢n.
No se identificaron con el nombre de ningon grupo, pero supe que eran colombianos por su acento.
Un hombre al que llamaban comandante nos hizo bajar hacia la carretera. A mis amigos y a m¡ nos hicieron subir al taxi y ‘l se subi¢ con nosotros. Se sent¢ junto al conductor.
El resto de secuestrados fue subido a la camioneta de la City Investing y en otro veh¡culo que ten¡an ellos. Avanzamos m s o menos un kil¢metro hasta que encontramos una especie de caseta de militares.
All¡ hab¡a como tres militares, uno de ellos dispar¢ y entonces todos los vestidos de militares tambi’n dispararon. El soldado qued¢ herido y a los otros les quitaron las armas.
Ese momento me asust’. Pens’ que iba a pasar algo grave. Pero se acerc¢ una de las mujeres vestida de militar y nos dijo que estemos tranquilos, que no nos iba a suceder nada. Nos hicieron bajar del veh¡culo y nos hicieron caminar en l¡nea recta.
– +En el camino por el que viajaron cu ntos puestos militares encontr¢?
No podr¡a decirle porque cuando ¡bamos yo estuve dormida hasta cuando fuimos detenidos
– +Y de regreso con el herido? No me fij’ porque yo ven¡a muy mal.
– ¨Cu l fue la reacci¢n del resto de las personas secuestradas?
Los trabajadores de la City, yo me fij’ en dos de ellos, y vi que estaban muy nerviosos. Sabine mi compa_era tambi’n estuvo muy asustada. Ander, mi compa_ero, su hermana y cu_ado estuvieron muy tranquilos.
-+Les amenazaron de muerte?
No.
– +Les maltrataron?
No, nunca nos maltrataron ni golpearon. Las ¢rdenes las daban a gritos.
-¨Qu’ pas¢ por su mente?
En ese momento uno no se da cuenta de nada, sino hasta cuando hubo los disparos, pens’ que iba a pasar algo m s grande.
– ¨Con cu ntas personas ibas?
Viajamos en un grupo de 5 personas y se llevaron a 4
– ¨Qu’ tipo de armas ten¡an los secuestradores?
Los secuestradores ten¡an armas. No s’ de armas, pero todos ten¡an metralletas grandes, colgadas del cuello. Adem s ten¡an radios. Hablaban con alguien.
De pronto el comandante grit¢: ecuatorianos? Ander, mi compa_ero dijo ella es ecuatoriana. Entonces el comandante me pidi¢ que me acerque y me dijo disculpe la molestia.
– +Liberaron s¢lo a los ecuatorianos?
S¡, s¢lo a los ecuatorianos
– +Explicaron por qu’ soltaron s¢lo a los ecuatorianos?
No, no dijeron absolutamente nada. No dijeron por qu’ les llevaron a ellos, no dijeron absolutamente nada.
Luego el comandante me dej¢ en el lugar. Me qued’ inm¢vil. Reaccion’ en un minuto y me sent¡ angustiada porque ve¡a c¢mo se llevaban a mis amigos.
-¨Cu ntas personas fueron llevadas?
Se llevaron como a 12 personas secuestradas. Se perdieron en la vegetaci¢n, y no se qu’ direcci¢n tomaron. Me acerqu’ al taxista, tambi’n ecuatoriano, y le dije que salgamos del lugar a pedir ayuda. Pero me dijo que no, que deb¡amos esperar 15 minutos porque as¡ lo hab¡an dispuesto los secuestradores, de lo contrario regresar¡an y nos disparar¡an.
¨Qu’ pas¢ por su mente esos momentos?
Ese momento no se piensa en nada. No se piensa en nada. Ahora estoy asustada, pero lo que m s siento es preocupaci¢n por ellos.