Y la fiebre de las fusiones sigue y sigue. Tras la guerra de los bancos y el matrimonio consentido de los supermercados, vuelve a llamar nuestra atención el tandem Elf-ToalFina, que, í como no!, también pretende hacerse, como mínimo, con el número cuatro mundial de las petroleras.
La historia, en efecto, no es habitual. Las dos empresas se han dedicado a lanzar una oferta la una sobre la otra, pero aún así, el ô culebronö no ha alcanzado el interés de por ejemplo BNP-SG, a no ser para los 130.000 asalariados que resultarán afectados entre las dos petroleras, mas los 60.000 que trabajan en la rama de química. Sea Elf quién compre a TotalFina o viceversa,- en este caso-, el efecto será el mismo, por lo que estando la fusión asegurada, el interés del mercado disminuye considerablemente.
La fusión entre TotalFina y Elf dará lugar a una compañía que se situará entre las tres primeras del mundo. La británica BP, la americana Exxon, la anglo-holandesa Shell, el pelotón formado por las americanas Texaco, Chevron y la italiana ENI.
En cualquier caso y aunque no importa demasiado, la ventaja fue tomada por TotalFina en julio, tras obtener el asentimiento de los poderes poblicos. Adem s, TotalFina goza de los favores de los mercados burs tiles franc’s y americano, a los que la oferta sim’trica de Elf les parece menos atractiva. En esto tiene mucho que ver el presidente de Total, – Thierry Desmares-, ingeniero de minas de 53 a_os, que ha cautivado las simpat¡as de los accionistas. Desde su ascensi¢n a presidente de Total en 1997, no ha dejado de asombrar al personal con decisiones como la de invertir en Ir n, a pesar del embargo norteamericano impuesto a este pa¡s, tras obtener el apoyo del gobierno franc’s y de los pa¡ses europeos.
Los inversores son m s reticentes a la figura de Philippe Jaffr’,- presidente de Elf -, inspector de finanzas catapultado por Edouard Balladur a la presidencia de Elf en 1993, para privatizar la que era la primera empresa francesa. Tras conflictos con los trabajadores, huelgas y el descontento de los accionistas, Jaffr’ presenta una imagen mucho m s quemada que la de su colega de Total.
1998 ha sido el a_o de las fusiones petroleras. BP compraba Amoco y Arco, Exxon ha puesto su mano sobre Mobil y Chevron intentaba un matrimonio de conveniencia con Texaco. Repsol lanzaba su artiller¡a sobre la argentina YPF y Total absorb¡a a la belga Petrofina. Elf, mientras tanto, intentaba una alianza con Eni, interrumpiendo sus negociaciones sobitamente para echar el ojo sobre TotalFina.
El total de las transacciones roza los 250 millardos de d¢lares, algo jam s visto en la industria petrolera. Las sumas son considerables aunque no se pueda decir lo mismo de la participaci¢n del mercado. El grupo BP-Amoco-Arco , primer productor mundial, tiene el 2% del mercado y las ocho grandes compa_¡as internacionales no representan m s de un 15% de la producci¢n del planeta.
Ahora, una profunda reflexi¢n sobre las modificaciones de la demanda de energ¡a se impone. El gas aumentar muchos m s r pido que el petr¢leo y el tipo de carburante evoluciona. Adem s, petroleras y qu¡micas deber n esforzarse en proveer petr¢leo de mejor calidad, con precios a la baja.
Elf-TotalFina podr¡a intentar acuerdos con otras petroleras en el exterior, aunque esto no ser viable antes de tres a_os, tiempo que las empresas necesitar n para adaptar a sus equipos. Una posibilidad ser¡a el acercamiento a compa_¡as nacionales de pa¡ses productores, – Arabia saudita, Venezuela u otros Estados del Golfo o Latinoam’rica -, que deseen internacionalizarse.
En este caso, la diplomacia jugar un rol preponderante y la lucha se anuncia ardua. Negociaciones, OPA¡s, acuerdos y alguna que otra decepci¢n, nos mantendr n al tanto de los tiras y aflojas del gran capital, que promete convertirse en el » culebr¢n » por excelencia del a_o 2000.
TOTALFINA – ELF: EL NUEVO CAP-TULO DE LAS FUSIONES
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