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No se descarta que el desplante de última hora del alto mando serbio al general Jackson y los acuerdos de paz impuestos por la NATO sea una nueva maniobra dilatoria del propio Milosevic, cuyo régimen se tambalea por el malestar del ejército de Serbia ante la capitulación en la crisis de Kosovo.
Portavoces de la NATO han manifestado extraoficialmente que la tensión, en estos momentos, vuelve a ser máxima. La Alianza Atlántica no está dispuetsa a prolongar por otro día más unas conversaciones que, en ningún caso, pueden ser tenidas como negociaciones, y que no hacen sino dilatar en el tiempo el abandono de las tropas serbias del territorio de Kosovo.