Stuttgart (Alemania).- Gerhard Schr÷der se definió – en un instante de obnubilación política – como: «soy el Canciller de todos los autos». Esta frase aún lo persigue, en forma tan tenaz como un fantasma del pasado que se niega a irse al reino de los muertos y le ganó la desconfianza del voto «fundamentalista» verde en la RFA que es contrario a los autos en general y las máquinas en particular.
El Canciller de la República Federal de Alemania cumplió, el 27 de octubre, justo un año en el puente de mando de la economía mas poderosa de Europa y de esta Alemania reunificada que no encuentra aún un camino de identidad común entre la vieja Alemania occidental y los estados que formaban la República Democrática Alemana.
A Schr÷der, aquí le recuerdan sus adversarios por la izquierda y en su propio partido (Sozialdemokratische Partei Deutschland, SPD), que es muy poco lo que ha cumplido del ambicioso programa social que prometió al electorado cuando fué elegido.
Los electores parecen querer castigarlo. En todas las eleccioines estatales y comunales que ha habido desde que asumi¢ el poder el SPD, ha perdido estrepitosamente. En parte porque los votantes de izquierda socialdem¢crata se han pasado para el PDS (Partei der Demokratische Sozialismus) que es el heredero del antiguo Partido Unificado Socialista (comunista) que gobern¢ la RDA por 40 a_os con mano de hierro stalinista y en parte porque simplemente votaron «con los pies», al quedarse en casa y no concurrir a votar.
El PDS es el dolor de cabeza de los partidos «tradicionales». La Uni¢n Cristiano Dem¢crata (UCD, que opera a nivel federal) y su socia la Uni¢n Social Cristiana de Baviera (que gobierna en ese estado federal con mayor¡as del 60% desde hace 30 a_os), iniciaron recientemente una reflexi¢n interna y poblica acerca de «que hacer con el PDS».
Mientras, a nivel comunal, la UCD ha pactado con los antiguos comunistas para hacer gobernables algunas peque_as comunas, mientras acusa poblicamente al SPD de fomentar el crecimiento del partido de izquierda en el este de Alemania al «aceptarlo como interlocutor democr tico v lido».
El PDS es ya la segunda fuerza pol¡tica en los estados que formaban la exRDA y se perfila como un puerto para los millones de votantes del SPD y los Verdes que cada d¡a que pasa se desilusionan m s con la pol¡tica de Schr»der y de su Vicecanciller y Ministro de Relaciones Exteriores, Joseph («Joschka») Fischer, el exsponti que jur¢ como ministro con zapatillas de deporte en el Estado de Baja Sajonia a fines de los 80.
Schr»der no tiene razones para estar satisfecho a los doce meses de gozar del poder.
Mientras viajaba de Berl¡n a Munich en el avi¢n oficial declar¢ a un periodista que «si tuviera que asumir nuevamente el cargo, lo har¡a sin duda».
Su entorno, sin embargo, dice otra cosa. Se filtra que Schr»der est desgastado, desilusionado del abandono repentino y sin aclaraci¢n posible en que lo dej¢ Oskar Lafontaine, el terror de los consorcios, el «Napole¢n del Sarre», que trat¢ inotilmente de cambiar el curso de la econom¡a alemana y que abandon¢ el barco sin explicaci¢n alguna y en la Feria del Libro de Frankfort present¢ un libro en el que ajusta cuentas con Schr»der, su partido y cuanto neoliberal y derechista socialdem¢crata hay en el gobierno. El socio menor del SPD, Los Verdes no las ve mejores.
La semana pasada el Canciller volvi¢ a poner el peso de su poder¡o y fuerza sobre la mesa: en una reuni¢n de gabinete Schr»der impuso el env¡o a Turqu¡a de un prototipo de tanque Leopard II que ser probado por las Fuerzas de Tierra de ese pa¡s como auspicio de una compra futura de mil unidades del moderno blindado. Los Verdes hab¡a dicho que bloquear¡an el env¡o. Fischer tuvo que someterse.
En el programa de la televisi¢n de extensi¢n nacional «Report» se trasmiti¢ un reportaje en el que se prueba con documentos y una investigaci¢n qu¡mica en el Instituto Max Planck que Turqu¡a emplea gases t¢xicos en su lucha contra los militanes kurdos del PKK en la frontera con Siria y que el Ministerio de Defensa est en v¡as de enviarle a Turqu¡a un laboratorio m¢vil que permite la fabricaci¢n de armas qu¡micas en terreno.
Los Verdes y sus fundamentalistas declaraciones pacifistas, su denuncia permanente de las violaciones a los Derechos Humanos en Turqu¡a, han salido mal parados y ello se refleja en la votaci¢n que en cada elecci¢n baja irremediablemente.
El portavoz oficial del PDS, Georg Gysi, un abogado que ha sido reiteradamente acusado de haber sido agente de la STASI comunista y al que nunca se le ha probado tal acusaci¢n, anunci¢, satisfecho y con un tono levemente suficiente, en la televisi¢n que «el PDS es el partido de la justicia social en la RFA y ocupa el lugar que abandon¢ el SPD».
Gerhard Schr»der no tiene fundamento alguno para estar contento con el aniversario nomero uno de su gobierno y Joseph Fischer tampoco.
Los que se alegran son los adversarios de derecha: «lo dijimos desde siempre, esta coalici¢n es un fracaso», no se cansan de repetir, mientras los coalicionados parecen hacer grandes esfuerzos para darles la raz¢n, ya que saltan de un error al pr¢ximo y de una transacci¢n inotil a la otra.
Sin embargo, nos hay que minusvalorar la capacidad del SPD, asegur¢ el Secretario General del Partido, Munterfhering «ni hay que subvalorar la calidad de luchador que tiene el Canciller. Ya hemos comprendido los recados de nuestra base. Ahora comenzaremos a actuar».
En el segundo aniversario ser ocasi¢n de recordar estas palabras. El SPD gobernar por cuatro a_os junto con los Verdes.
ALVARO ROJAS
En Stuttgart, Alemania