La realidad planetaria que acompaña el fin del siglo deja mucho que desear, desde la perspectiva del hombre y la humanidad . Las señales de una gran crisis aumentan.
De continuar en esta línea recta, ilógica y por momentos demencial, la viabilidad de la naturaleza misma – y de la existencia en su conjunto- peligran. Tal es la interpretación del teólogo brasileño Leonardo Boff, que en esta entrevista revierte todo fatalismo histórico y anticipa cursos probables de acción alternativa.
Boff, analiza además, en forma exclusiva, las líneas centrales de sus dos próximos libros, a publicarse en los primeros meses del año 2000. Uno, sobre los veinte siglos de cristianismo, el otro, sobre los 500 años de la dominación de Brasil -a partir de la colonización portuguesa-. Aspectos claves y complementarios para una relectura a fondo no sólo de la concepción cristiana del mundo sino también del compromiso histórico brasileño, latinoamericano y Sur.
Conclusiones alarmistas, casi fatalistas, surgen cuando se interpreta a fondo las se_ales de una realidad planetaria irracional, casi inmoral. Los enriquecidos cada vez m s ricos. Los empobrecidos cada vez m s pobres… + Hay salida a este laberinto globalizado?
Estuve en diciembre pasado en un seminario de reflexi¢n conceptual organizado en Basilea, Suiza. Hab¡a muchos te¢ricos e intelectuales. Me sorprendi¢ que casi, sin excepci¢n, repitieran los conceptos de siempre, insistiendo en que las soluciones deben venir del Norte. No han aprendido nada, o mejor dicho, muy poco!
¨Porqu’ digo esto? Porque no miran hacia abajo, hacia los pobres. No se dan cuenta que las soluciones a largo plazo llegar n del «Gran Sur». Olvidan que del norte nos han venido todos los «venenos» (ndr forma caricatural que usa Boff para indicar la transferencia mec nica de los conceptos terminados en *ismos*, como capitalismo, comunismo etc). Piensan que nosotros somos tontos, que no tenemos grandes acad’micos, que no sabemos nada…
Si miramos hacia el Sur, hacia los pobres, vemos que en Brasil, en Am’rica Latina, en Africa…los pueblos han sobrevivido los oltimos 500 a_os a partir de estrategias propias de resistencia. Y por ese debemos aprender de ellos. Como tratan la naturaleza, como se han organizado y movilizado…sin negar, por supuesto, los aportes de la ciencia. Pienso de cara al futuro en un paradigma m s humanitario. Que demuestre m s benevolencia hacia la naturaleza, incorporando todo lo que el avance de la ciencia – y el mismo capitalismo- ha aportado a nivel de infraestructura, tecnolog¡a etc.
Nos acaba de anticipar, en una conversaci¢n previa, informal, que en los primeros meses del 2000 terminar dos libros. El primero de ellos sobre los 20 siglos de cristianismo…+ Cu les son las tesis de base?
Intento, en forma simple, en unas cien o ciento cincuenta p ginas, analizar que queda del cristianismo, sus sue_os, su herencia y capacidad de iluminar el futuro.
Por otra parte, ubicar el cristianismo de colonizaci¢n que implic¢ la destrucci¢n de todas las otras religiones, limit¢ la posibilidad de crear un rostro latinoamericano que al final se dise_¢ contracorriente. Ese an lisis, s¢lo nosotros, desde Latinoam’rica colonizada y recolonizada, lo podemos hacer con toda la riqueza cr¡tica y anal¡tica.
Por otra parte, me propongo rescatar el cristianismo «popular», que es cultura y religi¢n a la vez y desde all¡ percibir los moltiples rostros que puede tener el cristianismo globalizado de hoy. Tantos rostros como pueblos y comunidades existen.
Ese es el marco. A nivel te¢rico, voy a partir de las tres tentaciones de Jesos: la del poder pol¡tico (dominaci¢n sobre los pueblos), la del poder carism tico (transformaci¢n de las piedras en pan) y la del poder religioso (lanzarse desde el templo). Cristo super¢ las tres tentaciones pero la Iglesia cay¢ en las tres. Reconozco que tengo una visi¢n muy cr¡tica . Pero creo que es la forma mas id¢nea de ayudar a rescatar el cristianismo de las tentaciones en las que cay¢. El cristianismo es mucho m s que su concretizaci¢n en la Iglesia. Y debemos rescatar todo lo positivo.
Dentro de esa tradici¢n hubo un un fil¢n que no cay¢ en las debilidades. Que ha guardado el carisma original de Jesos, el concepto de fraternidad, de participaci¢n, de esp¡ritu de pobreza. Con San Francisco en el siglo XIII, con la Reforma que intent¢ rescatar muchas cosas esenciales -la dimensi¢n laica, la palabra de Dios, la participaci¢n de la base-….
Y volver al cristianismo popular que demostr¢ en Am’rica Latina ser una verdadera alternativa. Con la visi¢n de una iglesia m s movimiento que estructura. Como red de comunidades. Este tipo de cristianismo es globalizable. El otro no! Es un trozo impuesto desde occidente y que cada vez ser m s un accidente.
+Esta reflexi¢n significa un par’ntesis del an lisis ecol¢gico que con tanta energ¡a ven¡a incorporando en los oltimos a_os?
No. Es la prolongaci¢n de «Iglesia, Carisma y Poder», incluyendo aspectos ecol¢gicos. El futuro no lo tiene el cristianismo, sino la tierra y la humanidad. Entendiendo que el cristianismo como otras religiones que guardan la llama sagrada de Dios, ayudan a preservar el futuro. Pero el centro, insisto, no es el cristianismo. Es la creaci¢n buena de Dios.
Por otra parte interpretando al cristianismo como una forma mucho m s polic’ntrica. Un cristianismo chino, otro coreano, otro europeo, otro latinoamericano. Cada uno con sus aportes. Imposible, por ejemplo, imaginar el cristianismo brasilero sin su condimento carnavalesco y musical…
El otro libro en proceso es sobre los 500 a_os de la colonizaci¢n de Brasil… ¨De qu’ se trata?
Lo estoy trabajando luego de haber desestimado una primera versi¢n que no me gust¢ mucho porque era muy negativa. En s¡ntesis, pienso que hay diferentes formas de ver el fen¢meno hist¢rico de la conquista.
Algunos lo ven desde las carabelas, y para ellos todo es gloria. Es la visi¢n del poder. Otros lo ven desde la playa, desde los ind¡genas. Y aqu¡ se ve sobretodo la dominaci¢n y la destrucci¢n de las Indias, tal como lo dec¡a Bartolom’ de las Casas. El otro enfoque, que defiendo, consiste en ver el proceso desde la playa pero integrando lo que result¢ de ese choque de civilizaci¢n. Que culmin¢ en un sincretismo, en una mezcla de razas y religiones…Con su herencia de exclusi¢n enorme que no hemos superado y que, por el contrario, se va agrandando.
Nosotros somos el hijo «no querido» de Europa…Quisieron llegar a las Indias y nos encontraron en el camino, por accidente. Y tal vez por eso somos los m s rebeldes. Somos mezcla de ind¡genas, negros, asi ticos, europeos, pero nos sentimos brasileros y latinoamericanos, no europeos.
+ Y de toda esta mezcla, qu’ resulta como Brasil actual?
Identifico tres modelos de construcci¢n de Brasil. El de la globalizaci¢n neoliberal que implica la renuncia total de la soberan¡a y prolonga la experiencia neocolonial. El otro, el que surge del capital nacional, de una cierta burgues¡a que no logra distanciarse del paradigma occidental de desarrollo.
Y el otro, en gran medida incorporado por las izquierdas, que concibe una nueva democracia popular, societaria, con una ciudadan¡a plena para todos. Apuesto a esto. Propongo una democracia socio-c¢smica y ecol¢gica. Una democracia que viene de abajo, que incorpora la dimensi¢n religiosa como estructura objetiva del ser humano, ya que el pueblo es pobre y religioso a la vez y , adem s, tiene un deseo enorme de participaci¢n.
Este proyecto puede crear un nuevo tipo de ciudadan¡a, abierto al di logo y a la colaboraci¢n, en una sociedad mundial que est naciendo y que comienza por primera vez a perfilarse en la historia de la humanidad.
Hasta ahora hab¡a historias suizas, brasileras, argentinas etc. Ahora comienza la historia de la familia humana, con una casa comon que es la tierra, que debe convivir en la diversidad y que integra esa diversidad no como decadencia sino como riqueza.
En cuanto a la dimensi¢n ecol¢gica de este tipo de democracia, implica la superaci¢n de nuestro etno-centrismo. Porque hasta ahora los grandes contratos y consensos sociales estaba onicamente centrados en la persona humana. Sin embargo, hay que centrarlos en la cadena de la vida. Que es onica y sagrada. Incorporar a ese contrato social todo el sistema de la vida, los microorganismos, las plantas y animales y entenderlos, a todos, como nuevos ciudadanos de esta planeta vivo. No hay que olvidar que todos ellos son mucho m s viejos que el hombre , exigen todo nuestro respeto y merecen continuar a vivir.
Hace exactamente un a_o, en una entrevista similar, hab¡a subrayado con gran ‘nfasis la necesidad de una nueva cooperaci¢n solidaridad intraplanetaria, Norte-Sur-Norte…+ D¢nde empalma este concepto en toda esta reflexi¢n en construcci¢n?
La estructura b sica del universo no es la victoria del m s fuerte y de la competencia! Sino la colaboraci¢n y solidaridad entre todos. Implica una cr¡tica violenta al capitalismo, al ego¡smo, al individualismo, que pertencen a la dimension demencial del ser humano . Y que est potencializando en este sistema las fuerzas m s destructivas e insolidarias… Apuesto a la sinerg¡a y colaboraci¢n como ley b sica.
Permitiendo adem s que se incorpore la cultura popular, el calor humano, el sentido de la inclusi¢n, de la adopci¢n y de la composici¢n por sobre la exclusi¢n y la ley del m s fuerte.
Bajando hacia lo terrenal cotidiano, para terminar, + c¢mo interpreta la resistencia de un sector de la comunidad internacional contra el liberalismo extremo expresado en la propuesta de Ronda de Milenio de la Organizaci¢n Mundial del Comercio?
Seattle ha demostrado otro tipo de globalizaci¢n, que viene por Internet. Interpreto las movilizaci¢n en torno a la Conferencia de Seattle, de inicios de diciembre pasado, como la primera manifestaci¢n de un nuevo anti-poder global. Por primera vez algo fant stico articulado a nivel mundial! Y con gran inclusi¢n de actores: desde los cristianos hasta los campesinos y obreros, pasando por j¢venes, sin olvidar los marginales, desempleados y sin techo. (Br/QR/Pf/Ht-Cs/sf-ap)
Por Sergio Ferrari