Un submarino nuclear ruso se puede convertir en un gigantesco ataúd, si brigadas de rescate de Rusia o de cualquier otra potencia no liberan a sus más de 100 ocupantes en las próximas 48 horas.
Al parecer el submarino Kursk sufrió una colisión con otro submarino desconocido y sus motores a reacción nuclear se averiaron. El mar de Barents es el nuevo teatro de operaciones.
Igor Dygalo, portavoz de la Armada rusa, dijo que el submarino no llevaba torpedos nucleares y que no se ha registrado escape de radiación. El Kursk entró en operaciones en 1995, constituyendo uno de los sumergibles más modernos de Rusia.
Expertos en este tipo de armas consideran que la situación es grave, ya que en caso de desperfectos los submarinos suben ala superficie, lo cual no ocurre con el Kursk. De hecho la vida de más de un centenar de personas pende de un hilo. (Euro/YZ/Mt/Am/mc)
ATRAPADOS A MAS DE 100 METROS DE PROFUNDIDAD
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