Bill Clinton quiso saber de boca de Ehud Barak, en una conversación telefónica, qué pasaba con Shas. Barak lo puso al tanto y lo calmó, y después tuvo que hacer lo propio con la gente de Shas, quienes seguramente no estimaron que lo que todos sabían que era en broma habría de producir alarma en la Casa Blanca. Los norteamericanos, por lo visto, se toman todo muy en serio.
Pero la conversación de Clinton no era ni exclusiva ni principalmente sobre el déficit de la red educativa de Shas, sino sobre la situación en el lado israelí en vísperas de la maratónica cumbre que comienza el próximo lunes 3 y que se presenta casi como esos efrentamientos de lucha libre: a finish o puesta de espaldas.
En el tiempo libre que las corridas para la aprobación del Presupuesto Nacional le dejaron, Barak reunió al grupo de estudio para la negociación con Siria y con la presencia de los jefes de los partidos integrantes de la coalición. «No hay nada acordado», dijo tranquilizando a los ministros que, como todos, hab¡an le¡do en la prensa israel¡ que los entendimientos principales, incluida la evacuaci¢n del Gol n, estaban ya acordados.
Por el contrario, el premier advirti¢ que las diferencias son muy grandes y no tiene ninguna intenci¢n de volver de la cumbre con un acuerdo en mano. No es esa la intenci¢n, sino detectar cu les son las brechas principales a salvar y, en caso de dificultades, evitar que ‘stas sean percibidas como puestas por Israel. Desde su punto de vista, el objetivo es hablar primero de los acuerdos de seguridad, del agua y de la normalizaci¢n de relaciones, postergando la discusi¢n sobre las fronteras.
Lo m s probable es que los objetivos de Barak sea diametralmente opuestos a los de Faruk A-Shara. Si hay algo que Damasco no quiere es un «acuerdo-marco», el modelo que Barak logr¢ imponer para la negociaci¢n con los palestinos. Siria llega con su vieja exigencia como carta de presentaci¢n: retirada israel¡ a las fronteras del 4 de junio de 1967.
La postura israel¡ se basa fundamentalmente en la apreciaci¢n del servicio de Inteligencia de Tz hal, que estima que la decisi¢n de Assad de llegar a un acuerdo es esta vez seria y definitiva y obedece, entre otras cosas, a la confianza que le inspira Clinton, al aislamiento en la posici¢n hostil, y a la necesidad de dejarle a su hijo, el Dr. Bishar Assad, una situaci¢n prolijamente terminada. El peligro, segon el informe, es Ir n, que har todo lo posible por sabotear el eventual acuerdo, y la esperanza es precisamente el acceso al poder de Bishar Assad, mucho m s abierto a cambios que su padre.
Paralelamente, continoan las negociaciones con los palestinos, aunque Arafat se quej¢ esta semana alegando que las conversaciones ingresaron a un c¡rculo vicioso, reiterando que no puede aceptar lo que Israel le ofrece como retirada parcial segon los acuerdos de Wye y Sharm. Sin embargo, Israel tuvo un gesto especial al liberar en ocasi¢n del Ramad n a presos palestinos «con sangre en las manos», estableciendo un precedente aunque para ello haya utilizado a quienes deber¡an liberarse dentro de pocos meses.
Pero no todo son gestos. El matutino Haaretz revel¢ esta semana que Israel le propuso a los palestinos, en el marco de las negociaciones, el control administrativo de algunos barrios de Jerusal’n, especialmente en el norte de la ciudad (Shoafat, Bet Janina) y la administraci¢n compartida del aeropuerto Atarot. Los barrios pasar¡an a un estatuto similar al que tienen hoy los territorios B, es decir administraci¢n palestina aut¢noma con responsabilidad militar israel¡.
Segon fuentes palestinas consultadas por el peri¢dico, Israel habr¡a insinuado que en el futuro se discutir¡a tambi’n la soberan¡a sobre esos territorios. Los palestinos quedaron con la sensaci¢n de que Israel estar¡a dispuesto a considerar la inclusi¢n de otros barrios en el mismo proyecto.
La ciudad vieja de Jerusal’n no est incluida en el proyecto, y para ella se propone algo as¡ como una soberan¡a compartida por las tres religiones que tienen en ella su patrimonio espiritual. De todas maneras, el hecho es que el tema de Jerusal’n ya se est estudiando y discutiendo en los encuentros de las respectivas delegaciones.
Algo m s podr¡a estar debati’ndose, si se atiende a las declaraciones de Iosi Beilin ante colonos de Judea y Samaria. Segon ‘l, no hay necesidad de evacuar asentamientos en el marco de los acuerdos definitivos: la mayor¡a de los colonos quedar n bajo soberan¡a israel¡ y los que no, podr n seguir viviendo en sus lugares, bajo soberan¡a palestina, y seguir siendo ciudadanos israel¡es. Los observadores saben que Beilin «no da puntada sin hilo», y hasta su viejo proyecto cristalizado en el acuerdo no ratificado con Abu Mazen, es hoy punto de referencia obligado frente a los acuerdos definitivos.
Aurora
BARAK CALMA A CLINTON
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