Después de varios meses de investigación encubierta y otros tantos a la luz del público, la Fiscalía General presentó el escrito de acusación contra el ex editor y principal accionista del rotativo Maariv, Ofer Nimrodi.
«Los hechos del acusado no tienen precedentes en la historia del Estado de Israel», dice el escrito de acusación en referecnia a la esfera de influencias desplegadas por el acusado en altos círculos policiales, de los que conseguía amplia información sobre los progresos realizados en la investigación que le fue abierta.
En ese sentido el «caso Nimrodi» contiene todos los elementos básicos para una película de mafiosos al mejor estilo holywoodiense: escuchas ilegales, sobornos, asesinatos, influencias, intereses económicos y políticos… lo único que le falta quizás para completar el argumento es el soborno del juez de su causa, a falta de un jurado.
El conocido columnista Najum Barnea dijo esta semana que para la policía la situación creada a raíz del caso Nimrodi es conceptualmente como la de «un acto masivo de terror». De los 12 implicados, con rangos de hasta comisario, algunos ser n porocesados o sometidos a juicios disciplinarios y ya hay uno que ha sido cesado en todas sus funciones por el Ministerio de Seguridad Interior.
Cinco testigos de cargo
En el caso contra Nimrodi prestar n testimonios como testigos de cargo cinco involucrados. Adem s de Rafi Prid n e Igal Tam, los dos detectives que prestaron servicios a Nimrodi, firmaron acuerdos con la Fiscal¡a el oficial de polic¡a retirado Tzion Sas¢n (uno de los sobornados), la abogada y ex oficial Rajel Davidovich, y el agente de seguros y amigo personal del acusado Rani Glaugau.
La Polic¡a revel¢ esta semana ante los tribunales que gracias a su esfera de influencias Nimrodi pod¡a saber en todo momento el estado de la investigaci¢n secreta que se le llevaba a cabo en el Departamento de Investigaciones Internacionales.
En cierto momento, se pone de ejemplo, cuando Igal Tam estaba a punto de firmar un acuerdo con la fiscal¡a, los abogados de Nimrodi llamaron al abogado de Tam, David Liba¡, para intentar convencerlo de no declarar. El encuentro hab¡a sido secreto pero Nimrodi estuvo sobre los pasos de Liba¡ y Tam todo ese tiempo.
Liba¡ se present¢ inmediatamnete a denunciar el hecho ante el investigador del caso y, tres d¡as despu’s, en Par¡s, Tam firm¢ el acuerdo con la fiscal¡a. Su testimonio refuerza el de Rafi Prid n, primer testigo de cargo y a quien Nimrodi pidi¢ organizar el asesinato de Iaacov Tzur, por haber declarado en su contra en el expediente de las escuchas telef¢nicas.
M s aon, la Polic¡a revel¢ que gracias a sus contactos internos Nimrodi supo en tiempo real cuando le estaban colocando las escuchas a su tel’fono, raz¢n por la que se hizo de una l¡nea celular de una empresa brit nica que la Polic¡a no podr¡a intervenir.
Mientras tanto, el acusado sigue bajo detenci¢n hasta el 9 de enero de pr¢ximos, fecha en la que los tribunales deben expedirse nuevamente sobre si Nimrodi pasar su juicio en libertad o estando en prisi¢n, para que no pueda obstruir nuevamente las investigaciones.
El escrito de acusaci¢n
Los delitos por los que ser juzgado Nimrodi tienen el comon denominador de querer obstruir la acci¢n judicial durante su anterior expediente (ver recuadro), con la intenci¢n de que la investigaci¢n no llegara a buen t’rmino. Segon el escrito de acusaci¢n, el ex editor de Maariv incurri¢ con ese objetivo en los siguientes delitos:
1.- Conspiraci¢n y planificaci¢n del asesinato de Iaacov Tzur, el testigo de cargo cuyo testimonio acab¢ envi ndolo a prisi¢n por el esc ndalo de las escuchas telef¢nicas.
2.- Sabotaje del testimonio de Rafi Prid n, a quien Nimrodi soborn¢ con varias decenas de miles de d¢lares para que durante el juicio no le relacionase con las escuchas.
3.- Violaci¢n de la confianza que los inversores de Hajsharat Haishuv depositaron en el acusado en su calidad de presidente, y fraude por utilizar los fondos de la corporaci¢n con fines privados delictivos. El delito hace referecnia a la compra de una cassette que incriminaba a Nimrodi, por la que pag¢ 400.000 d¢lares de la corporaci¢n.
4.- Rechazo de testigos en circunstancias agravantes, al planificar y pagar a Prid n 100.000 d¢lares para que defigurase su testimonio en la demanda por difamacici¢n que Hajsharat Haishuv present¢ contra Ha retz.
5.- Soborno de altos oficiales de polic¡a para que le mantuviesen al tanto de las pesquisas que el Departamento de Investigaciones Internacionales llevaba a cabo contra el acusado. Este delito cubre una extensa esfera de influencias que Nimrodi cre¢ en la copula policial, a cambio de beneficios materiales y dinero en met lico.
6.- Obstrucci¢n de la acci¢n judicial al «comprar» el testimonio de Igal Tam, amigo de Rafi Prid n e involucrado en los detalles de las relaciones entre el acusado y su investigador privado. 7.- Distorsi¢n del testimonio de la testigo Rein Marcus, amiga de Iaacov Tzur. A cambio de beneficios, un puesto de trabajo y 85.000 sh’kels, Nimrodi convenci¢ a Marcus de presentar una denuncia contra Tzur para desacreditarle ante la Polic¡a.
8.- Soborno de dos altos oficiales para que respaldaran la demanda que el acusado present¢ a la Corte Suprema sobre el cierre del expediente de la escuchas contra el peri¢dico Iediot Ajronot y su editor Arn¢n Mozes.
Aurora
