Las historias tristes de la inmigración norteafricana, ni son recientes ni ocurren únicamente en las costas españolas.
Abderrazak Mounib, era un inmigrante marroquí. Había llegado a España en 1975 y vivió siempre del comercio ambulante. En 1991 fue a prisión acusado de violaciones y robos. Los jueces le aplicaron una condena de 101 años.
Desde entonces clamó inútilmente por su inocencia. En 1995, un español, Antonio García Carbonell, confesó su autoría en una serie de hechos por los que Mounib pagaba cárcel. Una prueba de ADN demostró que él era culpable de una de las violaciones por las que Mounib había sido condenado.
Dos informes posteriores de la Guardia Civil avalaron la inocencia del ciudadano marroquí. El fiscal jefe de Catalunya pidió su indulto hace un año, por existir «serias dudas» sobre su culpabilidad.
Su mujer Fátima y sus cuatro hijos consiguieron que un abogado y algunas asociaciones se ocuparan de activar el caso de Mounib. Hace dos meses, en una entrevista con la prensa dijo que no pedía el indulto porque era una medida para culpables y ‘l, era inocente. Y anticip¢: «Si no revisan las condenas, me seguir’ pudriendo en la c rcel y si muero mi alma ir con Al , porque soy inocente.»
Mounib no consigui¢ que los Tribunales revisaran su condena. Ayer, con 48 a_os, muri¢ de un infarto en su celda en el penal de Brians, en Barcelona. El lunes hab¡a firmado un recurso de amparo que su abogado de oficio, iba a presentar hoy ante el Tribunal Constitucional. El letrado, Xavier Castellvell dijo que «las conciencias de muchas personas estar n removi’ndose en estas horas.»
Nurdin Duah, de la asociaci¢n cultural An Nahda dijo que el delito de Mounib fue nacer pobre y marroqu¡. «De lo contrario, agreg¢, hubiera salido de prisi¢n.» (Euro/QR/Ci/Dh-Pl/pt).
CUANDO LA JUSTICIA DUERME A MENUDO LA MUERTE SE LE ADELANTA
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