Al avanzar la mañana en la capital checa, todos parecían preparados para cumplir su papel en la jornada marcada como «Día de Acción Global» contra el neoliberalismo.
Un despliegue de más de diez mil policías, cientos de vehículos de transporte, lanza-aguas y tanquetas anti-motines ejercía un anillo de protección en torno al Palacio de Congresos.
Mientras tanto, miles de activistas llegados desde países europeos se concentraban para iniciar su principal jornada de protesta contra la asamblea del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Poco antes del mediodía comenzaron a desplazarse los manifestantes que critican la responsabilidad política, económica y moral del llamado «Primer Mundo» en la creciente desigualdad norte-sur.
Inicialmente lo hicieron en tres grandes columnas, donde las cabeceras se distinguían por los colores que las identificaban.
En las primeras filas se veía que muchos jóvenes llevaban cámaras de automóviles para utilizarlas como escudo ante eventuales cargas policiales.
Mientras la mayor¡a de los activistas se manifestaba en proximidades del fuerte cord¢n de seguridad, varios cientos de j¢venes intentaron abrirse paso.
Tras intentar quitar las vallas, atacaron con palos y piedras a la polic¡a checa. Estos respondieron con golpes de sus bastones y lanzamiento de gases lacrim¢genos y chorros de agua.
Los manifestantes abrieron varios frentes con la evidente intenci¢n de dispersar la acci¢n policial. Los choques se prolongaron varias horas y en algon momento fueron muy violentos.
Algunos locales de firmas transnacionales y varios veh¡culos fueron atacados por los grupos m s radicales. La mayor¡a de los manifestantes, sin embargo, mantuvieron su actitud no violenta como hab¡an acordado los organizadores.
Al caer la tarde en Praga, varias calles del centro mostraban las huellas de los enfrentamientos. Las primeras cifras indicaban unos 25 heridos, varios de ellos polic¡as. Unos 30 activistas anti-globalizaci¢n habr¡an sido detenidos. Entre los heridos, tambi’n se encuentra un periodista brit nico.
En el interior, miles de delegados del Fondo Monetario Internacional segu¡an sus debates. Algunos, quiz s como reflejo a lo que ocurr¡a en la calle, admitieron que hab¡a que hacer correcciones a sus pol¡ticas.
«Algo anda mal, para que un 20 por ciento de la poblaci¢n mundial, acapare m s del 80 por ciento del poder econ¢mico y sus ventajas en calidad de vida», reflexionaba un t’cnico canadiense ante los periodistas acreditados en Praga.
La realidad y las estad¡sticas son cotidianamente m s dram ticas que esta frase, y ponen en evidencia el aumento constante de la brecha que separa a ricos y pobres en el planeta.
La de hoy fue una protesta delegada: los m s postergados, los m s pobres, los excluidos del mundo, no estaban entre los manifestantes. Pero s¡ estaban sus razones, sus reclamos, sus esperanzas de un mundo m s justo. Miles de j¢venes lo expresaron con sus voces y sus sentimientos en la capital checa. (Euro/QR/Ong-Ci/Gp-Pp/ap)
Carlos Iaquinandi