û ¿Cuáles son las causas de la flexibilización laboral?
û +stas las podemos identificar en la acción política, al adoptar un modelo económico neoliberal , y a partir de lo cual comienza una política de ajuste permanente que tiende a varias cosas, no solamente a bajar el costo laboral y consecuentemente a aumentar la tasa de ganancia de las empresas, porque eso es lo que ha pasado en el país, sino por otra parte a someter a los trabajadores. Una política antisanmartiniana, en vez de liberar los somete. Entonces esas son las causas que yo veo como fundamentales en relación a la degradación en las condiciones de trabajo y de vida que han tenido los asalariados.
û ¿Cuál sería para usted la función que está cumpliendo hoy esa flexibilización de hecho?
û Un tema caliente. Acá tenemos dos tipos de flexibilizaciones: La legal y la de facto. La primera es la que a través de decretos y leyes fue quitándole derechos a los trabajadores. Desde el año 1989, cuando por los decretos 1487 y 1488 permitieron el pago de hasta un 20% de la remuneraci¢n en negro. Los llamados tickets canasta son eso. Despu’s siguieron con la derogaci¢n de convenios colectivos de trabajo o su suspensi¢n. Derogaron por decreto 60 convenios colectivos de la actividad mar¡tima y portuaria. Por otro decreto permitieron que los barcos argentinos tengan lo que se llama el pabell¢n de conveniencia. Se incorporaron algunas legislaciones como la de Nigeria, que ten¡an en sus normas el castigo corporal para los marineros, por ejemplo. La Corte Suprema de Justicia, cuando se le plante¢ la inconstitucionalidad de estos decretos dijo que eran constitucionales. Una corte dependiente tambi’n del poder ejecutivo nacional. Despu’s reglamentaron el derecho de huelga como para hacerlo desaparecer. Este decreto dice que si hay una huelga en los servicios poblicos debe haber una guardia m¡nima. Cuando tuvieron que resolver que era una guardia m¡nima, el Ministerio de Trabajo sostuvo que era el 100 por ciento de los trabajadores de la actividad a’rea o el 100 por ciento de los recolectores de residuos. Si la guardia m¡nima es el 100 por ciento, +qui’n tiene el derecho de huelga?, el cual es un derecho constitucional. Despu’s sancionaron la primera ley flexibilizadora que fue la 24.013, de 1991, que incorpor¢ los primeros contratos basura. Modificaron ese mismo a_o y en ese mismo momento la ley de accidentes de trabajo, desprotegiendo a los trabajadores. Y despu’s vino el gran cambio que fue a partir de un acuerdo que firm¢ en aquel 25 de junio de 1994 la conducci¢n de la CGT de aquel entonces con el gobierno, la Sociedad Rural, la Uni¢n Industrial Argentina (UIA) y todas las c maras empresarias grandes, que abri¢ la gran compuerta flexibilizadora que se materializ¢ en leyes que se sancionaron en 1995. Llegamos a tener m s contratos basura que los que ten¡a Espa_a que fue el gran impulsor de este tipo de contratos. Se modific¢ la ley de quiebras, privilegiando a los bancos acreedores y sojuzgando a los trabajadores. Se modific¢ la ley de riesgos de trabajo. Se cambi¢ el sistema por todo un nuevo ordenamiento que hace que por ejemplo el estr’s, que es una enfermedad hoy muy frecuente, no sea considerada una enfermedad de trabajo. Porque todo este sistema es de negocios, de lucro y no tiene nada que ver con la solidaridad, ni con la seguridad social. Hasta el a_o pasado (salteando etapas, si no va a ser muy largo) la oltima ley flexibilizadora que derog¢ los contratos basura (no todos, dej¢ por ejemplo las pasant¡as) transform¢ a esos contratos que derog¢, en un gran contrato basura: la rebaja de las indemnizaciones por despido. Hoy para el trabajador de poca antig_edad virtualmente no existe la indemnizaci¢n por despido. Un trabajador que tiene 4 meses de antig_edad y gana un sueldo de $300 pesos por mes con la vieja ley, si era despedido el empleador le ten¡a que pagar $600 de indemnizaci¢n. Con la nueva ley cobrar¡a $100. Eso s¡, si el empleador lo hecha grit ndole «sos un negro de tal por cual» le debe pagar $30 m s. Si le dice «sos un maric¢n» no le paga nada m s, porque no hay discriminaci¢n. Para el presidente Menem, la orientaci¢n sexual no es motivo de discriminaci¢n. Tenemos entonces un cuadro de derechos absolutamente flexibilizados, que es lo que llam bamos al principio «flexibilizaci¢n legal».
– ¨Cu l es la otra?
– La de facto. Yo digo de facto y no de hecho para mostrar, con la experiencia del golpe de estado de la Argentina, que me parece mucho m s gr fico hablar de facto.
+sta exterioriza, en nomeros redondos, dos millones de trabajadores desocupados dos millones de trabajadores subocupados, adem s de dos millones de trabajadores con sobreempleo. Hay un 14,5 por ciento de desocupados. Y un 14,9 de subempleados. Esto si somos generosos y nos atenemos a las cifras del INDEC, porque uno advierte que en el panorama real estos nomeros son peores, porque hay mucha gente desalentada para buscar trabajo, porque hace mucho que est desocupada, porque no tiene plata para autofinanciarse en la bosqueda, dinero para vi ticos, diarios. Como est n desalentados, no son considerados trabajadores desocupados, ya que no buscan empleo. Adem s de esto tenemos un 42 por ciento de trabajadores que est n en negro, lo que da un panorama de absoluta indefensi¢n de los trabajadores. Hay otra estad¡stica que puedo dar para fundamentar esto. Mientras la justicia comercial aument¢ un 640 por ciento (y esto es producto del sistema econ¢mico, quiebras, ejecuciones), la justicia laboral baj¢ un 75 por ciento. De cada 100 juicios que se iniciaban antes del plan de convertibilidad ahora se inician 25. Y no es precisamente porque se respeten m s los derechos de los trabajadores argentinos. Esto es por un c¢ctel de razones. Menos derechos, menos trabajadores. La gente hoy tiene miedo a demandar por el temor a que lo despidan. Esto no lo digo yo, que puedo ser acusado de tener compromiso social con los trabajadores. El Consejo Empresario Argentino -que presidi¢ Jos’ A. Mart¡nez de Hoz, despu’s Soldati y ahora un sacerdote, que no es el padre Luis Farinello- hizo una encuesta en la que preguntaba a los trabajadores (sin sonrojarse siquiera) si estaban dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de mantener el empleo. El 59 por ciento dijo que s¡. Esto es no reclamar lo que les corresponde, trabajar horas extras y no cobrarlas, etc’tera.
– ¨Cu l es en su opini¢n el rol de los trabajadores en la econom¡a nacional?
– El modelo econ¢mico supone que el salario tiene una sola funci¢n, la cual es ser costo laboral. No advierte que el salario tambi’n es consumo e inversi¢n. Entonces, el rol de los trabajadores en la econom¡a nacional es poder consumir, porque si no se convierte, como sucede actualmente, en una sociedad de consumo sin consumidores. Porque ya hay todo un desprecio sobre el mercado interno, y el trabajador no solamente ha perdido dignidad, sino que ha perdido poder adquisitivo. El poder adquisitivo del salario baj¢ much¡simo. Tal es as¡ que participa muy poco en la renta nacional. Del 50 por ciento que participaba en el a_o 1952 hoy est participando en el 21 o 22 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI). Por otra parte, el defender los intereses de su clase. Los trabajadores tienen un rol en esta sociedad que no es solamente producir. El trabajo deber¡a ser una actividad creadora, liberadora del hombre. Hoy en cambio es sometimiento, y eso cuando se lo encuentra.
– Adem s de su rol de productores y consumidores, +de qu’ forma usted vislumbra una organizaci¢n de trabajadores donde ellos sean part¡cipes y protagonistas de un cambio o de una alternativa?
– Esa participaci¢n tiene que darse a trav’s de los sindicatos.
– ¨De estos sindicatos?
– De los que sean. Churchill dec¡a que la democracia era un mal sistema, pero no conoc¡a otro mejor. Yo le digo, que en una sociedad de econom¡a de mercado, en una sociedad capitalista, y mientras no se cambie esta sociedad, la organizaci¢n que defiende mejor los intereses comunes de los trabajadores es el sindicato. Si usted me dice si con estas conducciones yo le digo que hay que cambiarlas. Pero esa es una funci¢n de los trabajadores. Tienen que participar en la vida sindical, para tener representantes genuinos. La forma de canalizar los intereses comunes es a trav’s del sindicato.
– Ah¡ entramos en la contradicci¢n de los trabajadores en la vida sindical en un contexto de miedo.
– Eso es limitativo por supuesto, pero siempre la lucha social tuvo riesgos. Lo que pasa es que cada vez hay menos militancia, es un fen¢meno generalizado. Hay un descreimiento en los hombres que se proyecta en un descreimiento en las instituciones. Esto hay que revertirlo, una forma es dando ejemplo y segundo instando a la participaci¢n. Cuando la gente participa se cumplen mejor los objetivos.
– Volviendo sobre la pregunta anterior, quer¡amos una reflexi¢n suya en funci¢n de la desocupaci¢n y la exclusi¢n. Nosotros vinculamos el miedo a la desocupaci¢n como forma de disciplinar a los trabajadores. Quer¡amos ver su opini¢n sobre si existe una relaci¢n entre este miedo que existe hoy y el miedo que existi¢ en la dictadura y ubicar a los desocupados como los desaparecidos de la vida econ¢mica y social de nuestros d¡as.
– El marginado es un desaparecido social. Una vez me hicieron un reportaje en una revista titulado con una frase m¡a que dec¡a: «Antes cada familia ten¡a un desaparecido, hoy cada familia tiene un desocupado». Son los desaparecidos sociales. Ahora, son dos miedos distintos. El miedo a la dictadura militar era un miedo de vida. Ahora es un miedo a no estar integrado, a estar marginado de la vida social. Son miedos distintos. Pero si usted hace una referencia a la dictadura militar yo voy a decir algo que es terrible. En materia de derecho del trabajo el saldo de la democracia es peor que el saldo que dej¢ la dictadura militar. Esto lo afirmo comparando textos. La ley laboral tuvo una gran modificaci¢n de signo positivo, con la ley que se sancion¢ el 20 de septiembre de 1974. La ley 20.744. Vino la dictadura militar hizo desaparecer 27 art¡culos de esta ley, a los cuales derog¢ y mutil¢, modific¢, cercen¢, tortur¢, si es que lo quiere poner en esos t’rminos, 129 art¡culos. Yo en aquel momento dije: «este es el fin del derecho del trabajo». Sin embargo en el per¡odo 1983 a 1989 no se toc¢ nada, ni se mejor¢ ni se empeor¢. Y a partir de 1989 hemos llegado a peores condiciones que dej¢ el saldo de la dictadura militar. No solamente no se reintegr¢ ningon derecho, sino que se fueron quitando otros. Por eso digo: la sociedad civil est en deuda con los trabajadores. Estos tuvieron mucho que ver en la recuperaci¢n de la democracia. El primer movimiento masivo contra la dictadura fue el 27 de abril de 1989. Y en 1987, durante el alzamiento de Rico la CGT particip¢ activamente en la defensa del gobierno que presid¡a el doctor Alfons¡n. Yo personalmente me pas’ todos los d¡as de semana santa yendo de la CGT a la casa de gobierno. Y el domingo, yo ya hab¡a redactado, a pedido del consejo directivo una resoluci¢n de huelga general en defensa del gobierno radical. Esto tambi’n hay que marcarlo, porque es un paso, muy adulto en defensa de las instituciones, de una CGT peronista en defensa de un gobierno radical.
– ¨C¢mo ve usted lo nacional, la soberan¡a y los trabajadores en este contexto de globalizaci¢n neoliberal?
– Si hablamos de soberan¡a nacional es contradictorio con la globalizaci¢n de la econom¡a. Todos los estados nacionales han perdido soberan¡a, han perdido conducci¢n pol¡tica en sus respectivos pa¡ses. Los que conducen parecen ser las grandes corporaciones transnacionales. Son las que est n fijando pautas constantemente. Y es un destino bastante tr gico para la humanidad, si uno piensa que queda en manos de las reglas que est n fijando estos sectores econ¢micos. Siempre digo que yo no hubiera discriminado a este gobierno ni a Guido Di Tella por las relaciones carnales con Estados Unidos por su orientaci¢n sexual en materia de pol¡tica internacional. No lo discriminar¡a, pero lo condeno. Porque evidentemente frente a esta globalizaci¢n hay maneras y maneras de situarse. La elegida por este gobierno que se est por ir fue la peor de todas. Entonces creo que el mundo est dando un giro, est evolucionando para frenar las consecuencias de la globalizaci¢n. La posici¢n de Juan Pablo II es una condena a la liberalizaci¢n de la econom¡a y sus implicancias. Creo que en ese sentido la doctrina social de la iglesia est marcando camino.
– ¨Por qu’ medios se podr¡a ir solucionando el problema de la desocupaci¢n?
– Esto depende de la pol¡tica econ¢mica. Cuando alguien dice miremos el derecho del trabajo para solucionar el problema del desempleo est mirando equivocadamente. Porque el derecho del trabajo lo onico que puede hacer es repartir con m s justicia el empleo que existe. Evitar la sobreocupaci¢n. Es decir, si hay dos trabajadores obligados a trabajar 12 horas diarias hay un tercero que no puede trabajar. Tratar de bajar la jornada laboral de 48 horas a 44. No sue_o con las 35 horas de Jospin en Francia, pero ese es el camino. Lo verdadero son las pol¡ticas econ¢micas. Si uno grava el consumo popular, como lo est n gravando, si piensa como est pensando ahora Machinea en gravar como si fuera una ganancia el sueldo de $1500 me parece que estamos apuntando err¢neamente. Ac hay que gravar a las empresas poblicas privatizadas, que son las que m s ganaron. Y hay formas de gravarlas. Hay que tener una buena pol¡tica de aduana. No hay que abandonar a su suerte a la industria nacional. Esto no quiere decir que hay que subvencionarla indiscriminadamente. Hay que buscar un equilibrio. Son todas medidas econ¢micas. No tiene nada que ver con el derecho laboral. Nosotros tenemos que volcar poder adquisitivo al mercado interno. Aumento a los jubilados, aumento del salario m¡nimo, es decir aumento del consumo popular y esto reactiva.
– ¨Piensa usted que siguen vigentes los t’rminos liberalismo versus proteccionismo?
– Es que yo creo que no hay pa¡s liberal que no proteja. Es la historia de los farmers en Estados Unidos protegidos completamente, en Europa se protege tambi’n. Me parece una falsa antinomia. Aon los liberales protegen. Y aqu¡ nos hemos vuelto m s papistas que el papa.
– ¨C¢mo se podr¡a poner freno a ese avasallamiento de los derechos laborales de los trabajadores?
– Creo que con una gran movilizaci¢n popular, porque si no la presi¢n que viene de los acreedores externos, de los lobbys empresarios nacionales, va a tener m s fuerza frente al gobierno que lo que puedan tener los trabajadores. Si estos no se movilizan, no equilibran y van a seguir flexibilizados.
– +Es posible reconstruir el frente nacional y popular con eje en la clase trabajadora?
– Es mi sue_o. Creo que es posible. Si no me cortar¡a las venas. Pero si uno sigue en la pelea es porque piensa que esto es posible. Para m¡ no es solamente posible sino que ser¡a ideal. Es el sue_o del pibe.
– ¨Qu’ nos puede decir de la figura de San Mart¡n y su lucha por la independencia de la Patria Grande? ¨Su pensamiento hoy tiene vigencia?
– Yo reproducir¡a la orden general del 27 de julio de 1819, que me parece representativa de los ideales concretos de San Mart¡n, la fuerza y la convicci¢n en la pelea por los ideales.
Adem s har¡a un cierre con alguna de las poes¡as de Almafuerte: los Sonetos Medicinales. Ese que dice » no te des por vencido ni aon vencido, no te sientas esclavo ni aon esclavo, ….y arremete feroz , ya mal herido». La frase que yo recuerdo con m s fuerza es esa que dice que «muerda y vocifere vengadora ya rodando en el polvo tu cabeza»
Por Josefina Molteni
Emancipaci¢n Argentina