«Más que las tomas de tierra y que los tranques en carreteras, el gobierno de Fernando Henrique Cardoso tiene miedo de nuestros objetivos, nuestros valores y que nuestra capacidad propositiva se convierta en una opción para todos los sectores populares de Brasil».
Así lo afirmó durante su reciente visita a Suiza, Jorge Neri, 34 años, originario de Pará, miembro de la Dirección Nacional del Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra y de su Colectivo de Relaciones Internacionales.
«Un verdadero sobreviviente», tal como se autodefine «Jorginho». En efecto, trabajaba y actuaba en Eldorado de Carajás , donde se produjo la masacre del 17 de abril de 1996 en la cual murieron diecinueve militantes «sin tierra».
«Yo andaba en una Comisión de Negociación , fuera del lugar de los hechos, y por eso no morí. Fui el primero en llegar al día siguiente para reconocer los cadáveres de los compañeros», sentencia con congoja.
Neri realizará hasta el próximo 15 de junio una gira europea de solidaridad que lo lleva a visitar diez pa¡ses en menos de un mes, encontrando OMGs dirigentes eclesiales, organizaciones asociativas y pol¡ticas, parlamentarios y grupos de solidaridad.
Despu’s de comenzar en Portugal y B’lgica, aterriz¢ en Suiza, desde donde pasar m s tarde a Francia, Espa_a, Holanda, Noruega, Austria, Dinamarca y Gran Breta_a. En torno a este viaje, se perfila como posibilidad cercana, una iniciativa de parlamentarios europeos contra el aumento represivo constante y sistem tico en Brasil. As¡ como una nueva intervenci¢n de ONGs en la Comisi¢n de Derechos Humanos de Ginebra, reiterando el reclamo por el derecho a la tierra en Brasil y en todo el continente.
«Nos proponemos informar a la comunidad internacional sobre lo que estamos viviendo, denunciar la represi¢n creciente del gobierno contra todo el movimiento popular y convocar a una solidaridad m s activa » Durante las movilizaciones populares de la tercera semana de abril pasado para protestar contra los 500 a_os de dependencia de Brasil, un «sin tierra» fue asesinado por fuerzas policiales. M s de 70 manifestantes fueron detenidos -algunos de los cuales todav¡a continoan en prisi¢n- y se registraron varias decenas de heridos, record¢ Neri al iniciar este di logo sobre las m s diversas tem ticas.
MST: FORMA PARTICULAR DE «PASTORAL SOCIAL»
«Tenemos relaciones privilegiadas con las pastorales sociales de la iglesia cat¢lica brasile_a, especialmente, con la Pastoral de la Tierra y hay obispos, como don Tom s Balduino, que la coordina, que son ejemplo de coherencia y de entrega hacia los m s humildes +, explic¢ el dirigente campesino.
Brasil, con m s de 160 millones de habitantes – y 8 millones 500 mil kil¢metros cuadrados- es la naci¢n cristiana m s grande de todo el continente latinoamericano. El MST, referente de 200 mil familias «rea-sentadas» ( y de otro nomero igual que viven todav¡a en campamentos) es hoy el movimiento popular m s importante de Latinoam’rica.
A pesar de esas excelentes relaciones con la iglesia, explic¢ Neri, no se puede hablar de «alianzas». «Nosotros, el MST, somos un movimiento social y como tal no podemos, ni debemos optar por una estructura eclesial. Son niveles diferentes aunque colaboremos unos con otros», enfatiz¢.
En cierta forma -sigui¢ analizando el joven dirigente campesino- el MST tambi’n hace un «cierto trabajo pastoral, en tanto buscamos elevar el nivel de conciencia de la gente, proponemos mayor y mejor educaci¢n e intentamos aportar al mejoramiento de las relaciones sociales en el campo».
Esa visi¢n, en cierta forma humanista del MST, se asemeja mucho al esp¡ritu de las pastorales sociales que m s que «cristianizar», se preocupan por exigir un mejor nivel de vida de la gente m s humilde de Brasil, explic¢.
LOS NUEVOS VALORES DIFERENTES
«Al mismo tiempo de denunciar esa violencia institucional y de pedir que la comunidad internacional presione al gobierno para que frene esta tendencia represiva, queremos ratificar en Europa que el MST es un movimiento propositivo, preocupado por Brasil, con un proyecto de Naci¢n y que defendemos nuevos valores fundamentales», se_al¢ Neri.
+ En qu’ consisten esos nuevos valores?, preguntamos. Por una parte -respondi¢- la solidaridad humana, entre todos nosotros, en el campamento o asentamiento, entre el Norte y el Sur…, no como forma de piedad sino con un principio ‘tico de base.
Por otra parte, la horizontalidad de la relaci¢n entre los compa_eros del MST. ö un dirigente no es el due_o del movimiento sino un instrumento, un portavoz de las aspiraciones del colectivo. Y por lo tanto no tiene derecho a ningon privilegio especial +
Esta visi¢n que exige refundar una nueva concepci¢n de izquierda -continoa reflexionando- va de la mano de la «pedagog¡a del ejemplo» que tratamos de implementar . Es decir, que la vida cotidiana de ese dirigente, lo que muestre a los otros, es lo que mejor le permitir expresar sus ideas sociales, de cambio y de futuro.
Eso se expresa tambi’n en el compa_erismo; en la capacidad de indignaci¢n ante la situaci¢n del pueblo oprimido; en la capacidad de entender y asumir que hay que ser disciplinado en la ejecuci¢n de las diversas tareas
Adicionalmente, el principio de la direcci¢n colegiada y temporaria. Un responsable nacional, luego de dos o tres a_os de serlo, vuelve a su asentamiento, a la base, donde estaba antes, precisa Neri. Hay que entender, insiste, que entre un miembro de la direcci¢n nacional o estadual y un acampado o asentado, las distancias son apenas temporales. Porque el principio de base es el de la delegaci¢n del poder. Que no admite privilegio alguno y que exige esa ida y vuelta, subida y bajada, la rotaci¢n permanente de los hombres y los cargos.
Todo esto, sentencia, sin olvidar el gran esfuerzo del MST por redimensionar el papel integral de las mujeres: como madres, como compa_eras, como militantes, como dirigentes comprometidas. Asegur ndoles los espacios que les corresponde.
+ Valores cristianos, conceptos pol¡ticos, sentimientos ‘ticos ?, preguntamos para terminar. «Valores que incorporan una amplia corriente del pensamiento humanista y varias fuentes: desde el cristianismo, hasta las ense_anzas de Gandhi, pasando por criterios socialistas… Tratando de lograr un verdadero equilibrio entre el hombre y la naturaleza.
«Y conscientes que todo esto implica una propuesta radical. Que no admite un t’rmino medio entre la l¢gica del ego¡smo capitalista y la otra, del Hombre Nuevo», sentencia Neri, quien no duda en aportar su s¡ntesis evaluativa.
«Esta visi¢n es la que le da miedo al gobierno. No tanto que nosotros ocupemos tierras o rutas. Lo que ellos, los gobernantes, temen, es que estamos construyendo un nuevo referente de organizaci¢n social, que puede, segon ellos, convertirse en un «mal ejemplo» para toda la sociedad brasile_a y latinoamericana, concluy¢. (Br-Euro/QR/Ci-Ong/Gp/ap)
Sergio Ferrari y Bernard Bavaud