A unos 20 minutos de viaje -en taxi- uno pasa por Villa Nohora, donde el comandante Alfonso Cano lanzara el Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia, y poco más allá, por el mismo camino de tierra protegido por retenes de las Farc, por Los Mangos, donde uno se sorprende con la Oficina de Quejas y Reclamos, forma en que se imparte justicia en la zona.
Tras una hora de salir de San Vicente, sorteando vacas y baches, se llega a Los Pozos, sede de los diálogos con el gobierno y de encuentro con delegados de países europeos, asiáticos y latinoamericano, donde guerrilleros y guerrilleras -mucho de ellos con cara de chiquilín sin maestra- armados a guerra pero caminando a ritmo de vallenato, decenas de campesinos e indígenas llegados del norte, del este, oeste y sur por los caminos verdes, embajadores, representantes de ONGs y periodistas se entremezclan con camarógrafos, fotógrafos, reporteros y funcionarios del gobierno.
Por allí andan los comandantes Raúl Reyes, Joaquín Gómez, Olga e Iv n M rquez. M s atr s Andr’s Par¡s, nuevamente de uniforme militar, dando la bienvenida a los visitantes. Su lenguaje corporal, distendido, nos hace recordar a nuestros cercanos oficiales: claro, nada que ver con ellos. Hab¡amos llegado a Villa Nueva Colombia. All¡ nos esperaba Alfonso Cano. Ese mismo que se sonr¡e cuando uno le habla de la internacionalizaci¢n del bolivarianismo y se molesta mucho con quienes tergiversan o malinterpretan sus opiniones.
CANO Y EL BOLIVARIANISMO
Este barbudo, canoso y lentudo Alfonso Cano, el del hablar pausado y quedo, que en la anterior vida fue un cachaco (bogotano) con esposa e hijo -hoy asilados- y antrop¢logo de profesi¢n, hoy es comandante y miembro del secretariado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). «El antrop¢logo era otro», recuerda, nost lgico, bajo la carpa en Los Pozos, a 740 kil¢metros de Bogot , obviamente refiri’ndose a Guillermo S enz Vargas, su primer yo.
Con 51 a_os y 22 en el monte, es considerado uno de los ide¢logos de este movimiento insurgente con m s de 36 a_os de lucha. Su credo es el socialismo, pero rescata las ideas bolivarianas para ir d ndole forma y cuerpo, aon desde la clandestinidad, a la lucha en el terreno pol¡tico «contra una sociedad cada vez m s injusta, cada vez m s desproporcionada desde el punto de vista de la riqueza, porque cada vez grupos m s peque_os de gente se apropian de m s cosas».
Mientras prende un Imperial tras otro, y con la mosica de Radio Resistencia de fondo, recuerda a Mohamed Al¡ -«peleaba como una mariposa, pegaba y se iba»- y destaca que siempre duerme «all arriba» en el monte, porque «nuestra actividad revolucionaria se desarrolla en forma de guerra de guerrillas m¢viles; nosotros tampoco nos podemos quedar quietos porque nos noquean».
Cano considera que la ayuda estadounidense a Colombia es «un plan de guerra» del Estado y del Pent gono que agredir directamente a la poblaci¢n civil y no a los combatientes. «Habr m s instrumentos, m s intimidaci¢n, m s represi¢n y eso va a acrecentar la explotaci¢n de nuestra gente», pronostica.
Habla con sumo cuidado del presidente venezolano Hugo Ch vez, y sobre los eventuales «bolivarianos» de otros pa¡ses, y se_alan que cada pa¡s tiene su propio desarrollo y descarta que el lanzamiento del movimiento sea un golpe oportunista. Cano comparte el temor de Ch vez sobre la posible vietnamizaci¢n de la situaci¢n en caso de una intervenci¢n for nea, y tambi’n siente empat¡a por las ideas del mandatario brasile_o Fernando Henrique Cardoso y se muestra seducido con la idea de Petroam’rica, t¢pica fusi¢n de las petroleras sudamericanas.
-¨C¢mo va el Movimiento Bolivariano?
AC-Est estructurado… Y no tiene estatutos. Hay dos limitantes para ser parte del movimiento: no estar comprometido con luchas antipopulares como el paramilitarismo; y no estar sindicado ni ser responsable de actos de corrupci¢n administrativa. En la medida que la historia reciente del pa¡s nos ha mostrado que cualquier movimiento que quiera enfrentarse al r’gimen pol¡tico para cambiarlo ha sido violentamente agredido y aniquilado -como con la Uni¢n Patri¢tica de fines de los 80, el M-19 y la Reuni¢n Bolivariana del Pueblo de 1990- decidimos que la estructura ten¡a que ser clandestina, una limitante que dificulta el trabajo porque no podemos hacerlo con amplitud, con sedes, con propaganda abierta, con movilizaci¢n, con inclusi¢n de listas de candidatos…Por ser un movimiento que nace en plena confrontaci¢n, una limitante org nica, y supone graves riesgos para la militancia o adherencia, aon no est definida la participaci¢n en las elecciones de alcaldes y concejales que se celebrar n en diciembre, pero de hacerlo, los candidatos no ser n identificados, pues ello ser¡a cometer la irresponsabilidad de exponerlos a la amenaza paramilitar. Lo primero es formar un grupo que reivindique las ra¡ces hist¢ricas colombianas; lo segundo, que recoja el pensamiento e ideario pol¡tico del Libertador Sim¢n Bol¡var; y lo tercero, que sea una alternativa real de poder -amplia y democr tica- frente a los partidos tradicionales colombianos.
-¨Se puede tomar la creaci¢n del partido como un gesto de paz?
AC-No. Nunca he entendido la palabra gesto. Esto no es un partido, es un movimiento amplio, policlasista. Es consecuencia de un momento pol¡tico, el de la de crisis de los partidos, de las instituciones tradicionales en Colombia y del proceso de conversaciones que se adelanta con el Gobierno. La idea es avanzar en la conquista de espacios pol¡ticos, de nuevos escenarios, llevar nuestro mensaje y nuestro aliento a nuevos sectores de la poblaci¢n colombiana. Hay mucha gente cansada de la violencia en Colombia, de la guerra, de la confrontaci¢n, pero que se identifica con nuestros planteos…
La crisis pol¡tica en Colombia es muy grande: no hay credibilidad, no hay l¡deres, porque han robado mucho y han hecho las cosas muy mal. A los de izquierda los han matado. Hoy Colombia necesita una opci¢n distinta a la que existe, y bien puede ser el Movimiento Bolivariano
-+Usted, est cansado?
AC-No, hermano, los revolucionarios no podemos cansarnos, no podemos desfallecer. Lo que s¡ est claro para uno es que la violencia que hay en Colombia, la confrontaci¢n est muy costosa. Es mucho tiempo, pero eso ni por un momento nos lleva a vacilar en lo que estamos proponiendo que es precisamente liquidar esa situaci¢n (…) Y es ah¡, diluidos en las organizaciones que trabajan en las pr¢ximas elecciones para alcaldes y concejos como vamos a manifestarnos electoralmente. Si eso puede cambiar posteriormente no lo sabemos. Ojal llegue el momento en que seamos tantos y con tanta fuerza que podamos hacerlo garantizando que ya no va a pasar lo que pas¢ con la Uni¢n Patri¢tica.
-¨Qu’ tipo de grupos podr¡an sumarse al Movimiento Bolivariano?
AC-Es una posibilidad, pero no es lo que tenemos en la cabeza. Hay mucha gente suelta en Colombia que est de acuerdo con los planteamientos pol¡ticos que hacen las FARC; est desesperada con la situaci¢n actual; no encuentra alternativas para luchar por conseguir un cambio de la situaci¢n. Son las personas a las que hemos querido dirigir nuestro mensaje. Son muchas, la mayor¡a. Hay grupos por all¡ interesantes, importantes, serios pero lo que queremos es marcar una distancia con la forma tradicional de hacer pol¡tica, de la pol¡tica que ha hecho la derecha o de la pol¡tica que ha hecho la izquierda. Para eso tiene que servirnos la experiencia.
-¨Por qu’ las FARC giran del pensamiento marxista-leninista hacia el bolivarianismo?
AC-No hemos girado. Tenemos unos principios revolucionarios: creemos en el socialismo, en la lucha de clases, que el capitalismo no es la soluci¢n de los problemas de la humanidad. Tenemos profundas convicciones y manejamos -desde el punto de vista del marxismo-leninismo- una metodolog¡a para aproximarnos al an lisis de la realidad, para poder interpretar lo que pasa por fuera de nosotros en el mundo. Utilizamos las herramientas del marxismo, pero no sus esquemas. Creo profundamente en el socialismo, creo en la sociedad sin clases, y por eso lucho.
-¨Para usted el marxismo no ha fracasado?
AC-En absoluto. Lo que estamos haciendo hoy es lo que hemos estado haciendo durante 34 a_os: darle mayor ‘nfasis al comportamiento social y pol¡tico de nuestro pueblo en el transcurso de toda su historia. Siempre hemos reinvidicado a Bol¡var y las luchas de nuestras naciones contra el imperio espa_ol. Lo que hemos hecho ahora, es colocar eso como un elemento significativo de las propuestas que le estamos haciendo al pa¡s. Estamos por un solo camino y eso es lo que nos ha permitido sostenernos, luchar, desarrollarnos. Si por un solo instante hubi’ramos torcido el camino, si nos hubi’ramos abrumado porque se derrumb¢ el muro de Berl¡n o porque el se_or Fukuyama instrument¢ te¢ricamente a la humanidad para decir que despu’s de eso no habr¡a nada, no existir¡amos.
-¨Qu’ significa ser bolivariano?
AC-Un hombre como Bol¡var es patrimonio de todos los pueblos. Cada pueblo, cada lugar, cada situaci¢n lo vive, lo siente, lo lee de acuerdo a sus propias condiciones, circunstancias. A grosso modo quisi’ramos rescatar de Bol¡var su criterio de la unidad latinoamericana, su visi¢n antiimperialista de defender por encima de todo la soberan¡a de nuestros pueblos, una posici¢n visionaria porque hoy m s que nunca es una necesidad frente a unos polos de desarrollo del mundo muy poderosos y unificados; su visi¢n de que la lucha de quienes quieren contribuir al desarrollo de nuestras naciones debe ser al lado de los pobres, y su desprendimiento personal. El luch¢ por estos pueblos empobreci’ndose (…) si uno se pone a pensar en la situaci¢n de otros pa¡ses, pues perfectamente (el pensamiento bolivariano) puede ser recogido en otras partes.
-+Ven en Hugo Ch vez un aliado del proceso de paz?
AC-Yo no se si el t’rmino es el de aliado, pero ‘l ha manifestado en varias oportunidades aqu¡ en Colombia y desde Caracas que est interesado en construir el proceso de paz y eso nos satisface enormemente. O¡ una emisi¢n que me gust¢ mucho, una noche muy larga ‘l explicaba la pol¡tica petroqu¡mica del Gobierno venezolano. Me gust¢ porque manifestaba en cosas concretas la defensa de sus recursos, de trabajo de los venezolanos y lo ve¡a con una perspectiva bastante moderna de la situaci¢n de los recursos y de la t’cnica. Uno ve en su intencionalidad y en sus programas deseos de sacar adelante a su pa¡s soberanamente. Es lo que marca la conducta: libre de injerencias extranjeras y eso llama la atenci¢n.
-+Afectar a las FARC la aprobaci¢n del Plan Colombia?
AC -S¡, va a incidir porque es un plan de guerra que desestabiliza m s la situaci¢n del pa¡s. En qu’ grado, no lo sabr¡a decir. A las FARC particularmente desde el punto de vista militar no nos afectar , pues simplemente enfrentaremos una ofensiva como tantas otras (aunque) con nuevos elementos de la tecnolog¡a -sat’lites, aviones y helic¢pteros- y, seguramente, m s cantidad de hombres. Pero esa ha sido la historia de nuestro pa¡s. La filosof¡a del Plan Colombia es la injerencia y no podemos aceptarla. Cuando se generan agresiones de los estados y en este caso del estado y del Pent gono contra el pa¡s los que sufren directamente las consecuencias de esa agresi¢n no son los combatientes, sino los civiles. Y adem s se les facilita a los gobiernos implementar medidas de tipo econ¢mico y sociales que van a lesionar profundamente a los sectores populares de Colombia y los van a reprimir m s en la medida que van a tener que protestar m s. Habr m s instrumentos, m s intimidaci¢n, m s represi¢n y eso va a acrecentar la explotaci¢n de nuestra gente. (…) Al Gore est perdiendo las elecciones y el partido Dem¢crata necesita una excusa internacional que le permita mejorar sus resultados electorales. Y, desde el punto de vista geoestrat’gico, Colombia es para ellos vital, y la disculpa es el narcotr fico.
-+Y c¢mo les ha ido con los europeos?
AC- Europa no es monol¡tica, pero estamos muy esperanzados por las conversaciones que se han tenido con ellos. Est claro que entienden que la forma concreta de ayudar a Colombia no es atizando la guerra, y son proclives a que la inversi¢n sea en materia social y no a incentivar la guerra. Pero por favor, que no le den el dinero al Gobierno, porque se la roban.
– ¨Cu les son los nexos con el narcotr fico?
AC- -El narcotr fico es un problema social y estructural, del capitalismo, y no es como lo presentan los gringos. Nosotros pensamos que la legalizaci¢n de la droga va a solucionar el problema porque acaba con las enormes cantidades de dinero que se mueven entre la venta del cultivador y el hombre que en Nueva York est meti’ndose «eso» por las narices. Nuestra propuesta poblica es un plan piloto de sustituci¢n de cultivos. Hay que tener en cuenta que el narcotr fico es un fen¢meno nuevo, de tres o cuatro lustros y hay que aclarar que la guerrilla colombiana no se financia con el dinero del narcotr fico. Nos critican que no acabemos con eso sabiendo que es malo, pero nosotros no somos el Estado. Y, adem s, podr¡amos contribuir a la erradicaci¢n si pudi’ramos ayudar al campesino a sembrar otra cosa. En esa relaci¢n que establecemos con los cultivadores, ellos nos ayudan… claro que s¡. Pero el cultivador no es parte de la cadena del narcotr fico, que comienza a partir de los intermediarios que la hacen llegar a los pa¡ses desarrollados. El cultivador es un campesino m s, y eso es lo que se tiene que entender. Los ind¡genas cultivan la coca desde hace 500 a_os. +Vamos a decirles que son criminales?
DESDE EL AIRE
Desde 22 mil pies de altura pudimos observar algunos sembrad¡os de coca en medio de la selva. La que nos los mostr¢ fue la propia Mar¡a In’s Restrepo, encargada por el presidente Andr’s Pastrana para llevar adelante el Plan Nacional de Desarrollo Alternativo, de sustituci¢n de «103.500 hect reas de hojas de coca, casi el triple de lo que hab¡a en 1992, y 6.500 hect reas de amapola, de la que se extrae el l tex de opio, en las que trabajan 70 mil cultivadores, entre campesinos, colonos e ind¡genas».
La apertura de espacios para los cultivos il¡citos provoc¢ la destrucci¢n de 504.000 hect reas de bosques entre 1997 y 1998, segon Restrepo.
Junto a nosotros, en la avioneta que ya se acercaba al r¡o Cagu n, viajaba el embajador de Noruega en Guatemala, Arne Aasheim, quien se_al¢ con total franqueza que «en la sustituci¢n de los cultivos il¡citos es muy poco lo que pueda hacer Noruega, ya que en mi pa¡s hubiera sido imposible cultivar la coca, a menos que fuera en invernaderos. Tenemos cierta experiencia en procesos de paz y creemos que podemos ser mucho m s otiles a Colombia ayudando a las partes a encontrar v¡as de di logo que inventando soluciones en los cultivos alternativos».
Por: Aram Ruben Aharonian
Corresponsal Informativos.Net en Venezuela