La Liga Arabe se mantuvo reunida en El Cairo, Egipto, durante dos días para analizar y presentar su posición respecto al problema entre Israel y Palestina. Los dirigentes acordaron una dura condena contra Israel, pero no adoptaron ninguna acción de fuerza contra el estado judío.
El líder israelí Ehud Barak consideró la resolución como una muestra de la sabiduría árabe para evitar la guerra, pero rechazó los términos de la misma. Inmediatamente Barak declaró una pausa de su país en el proceso de paz.
Tanto la posición de la Liga Arabe como la de Israel fue duramente criticada por la población árabe de los países de la región, quienes desean declarar una Guerra Santa contra el gobierno de Jerusalén.
Los pobladores dijeron que la dignidad y gente de Palestina no valen los mil millones de dólares que aportó la Liga para el Estado palestino. Libia e Irak consideraron que la resolución fue muy suave y se retiraron de la cumbre.
Más tarde el presidente palestino Yasser Arafat dijo a la prensa que «Barak puede irse al infierno, pues es el mismo demonio en la Tierra Santa». Mientras tanto, el nomero de muertos palestinos supera los 120 y los heridos pasan de 4 mil; todos por armas de fuego de los israelitas. (Mo/LY-CN-YU/Au-Po/Pp-Dh-Vi/mc)