Si Boris Yeltsin hubiera anunciado su dimisión tan sólo tres días antes -28 de diciembre- nadie le habría tomado en serio. Sin embargo, los rusos se van haciendo poco a poco a la idea de que, en efecto, el hombre que firmó la disolución de la Unión Soviética y guió los destinos del país durante ocho tumultuosos años ha abandonado el Kremlin.
Su puesto lo ocupa desde el viernes por su delfín, Vladimir Vladimirovich Putin, un ex espía de 47 años que concuerda más con la imagen de «halcón» que le llevó a ser comparado con el general Augusto Pinochet y el ex presidente chino Deng Xiaoping por el diario The Washington Post, según recuerda La Tercera. Su meteórica trayectoria en el centro del poder ruso comenzó el pasado 9 de agosto, cuando fue nombrado primer ministro de forma sorpresiva, ya que era un perfecto desconocido para la mayoría de los rusos.
Sin embargo, los gobiernos occidentales sí que le conocían bien desde sus tiempos como espía soviético en Alemania en los años ’70. Su buen trabajo sobre el terreno y una habilidad fuera de toda duda para moverse en las bambalinas de la pol¡tica le llevaron a ingresar en la Jefatura del Servicio Federal de Seguridad (SFS) y, m s tarde, se convirti¢ en el principal responsable en materia de disidencia interna del servicio secreto sovi’tico o KGB.
Era conocido como «su eminencia gris» en sus tiempos como segundo alcalde de San Petersburgo, y particip¢ en la fundaci¢n de Nuestra Casa Rusia, el partido dirigido por el ex premier Victor Chernomyrdin. Pero Putin estaba llamado a empresas mayores, o al menos as¡ lo entendi¢ Anatoli Chub is el padre de las reformas rusas en los ’90, quien lo llev¢ al Kremlin en 1996. Putin regres¢ durante un tiempo a su vieja casa del SFS con el cometido de modernizar los servicios secretos, pero no tard¢ en regresar a la sede del gobierno, de donde ya no se mover¡a.
El m s popular Cuando fue nombrado en agosto, su popularidad estaba calculada en un paup’rrimo uno por ciento. Casi cinco meses despu’s, es apoyado por m s del 70 por ciento de la poblaci¢n, que se ha unido en masa tras su estilo directo, duro y sin concesiones. Sin duda, se vio muy beneficiado por las continuas enfermedades de Yeltsin, que dieron una imagen de continua deriva en la direcci¢n del vasto pa¡s.
Los rusos exig¡an un gobernante duro que acabara con la pobreza, la corrupci¢n y el desencanto generalizado. La ola de atentados que sufri¢ Mosco entre agosto y septiembre y la respuesta que dio el gobierno -una nueva guerra en Chechenia- le convirtieron en un inesperado h’roe para millones de personas, que recuperaron valores perdidos como el patriotismo y la autoconfianza.
Putin gobernar interinamente hasta el 26 de marzo, fecha en que se celebrar n las elecciones presidenciales. Si sigue adelante con su pol¡tica de mano dura y logra sanear un poco la econom¡a, no hay duda de que hoy d¡a no existe en Rusia un rival que pueda vencerle en las urnas.
Ultimas frases » gloriosas» de Yelsint:
Estas son algunas de las mejores frases que dijo: «Hoy me dirijo a ustedes por oltima vez para dar un mensaje de A_o Nuevo.
«Pero no es todo. Hoy me dirijo a ustedes por oltima vez como presidente de Rusia. He tomado una decisi¢n, sobre la que he meditado largo y tortuosamente. Hoy, en el oltimo d¡a del siglo, renuncio».
«A menudo he o¡do que Yeltsin se aferra con todos los medios posibles al poder y que no se lo entregar a nadie. Es una mentira».
«Rusia tiene que entrar en el nuevo milenio con nuevos pol¡ticos, con caras nuevas, con hombres nuevos, inteligentes, fuertes y en’rgicos».
«Nosotros, que llevamos largos a_os en el poder, deber¡amos irnos».
«He comprendido que he cumplido la misi¢n m s importante de mi vida.
«Rusia nunca volver al pasado. Rusia s¢lo marchar hacia adelante».
«Quiero pedirles perd¢n. Perd¢n por haber defraudado muchas de sus esperanzas. Lo que nos parec¡a f cil, se ha revelado tortuoso y dif¡cil».
«No me voy por la salud, me voy por el peso total de los problemas».
La Tercera