Transcribimos a continuación el texto completo:
El Gobierno Nacional comunica a la opinión pública que este miércoles 16 de mayo del año en curso, reunido el Consejo Nacional de Estupefacientes para examinar, entre otros aspectos, los resultados de la política de reducción de cultivos ilícitos en el país, se estableció lo siguiente:
1. La ejecución del proyecto de monitoreo satelital de cultivos suscrito entre el Gobierno y el Programa de las Naciones para la Fiscalización Internacional de Drogas permite estimar, para agosto del año 2000 (fecha de las últimas tomas satelitales), una superficie cultivada de 163.000 hectáreas de arbusto de coca. Esta cifra, comparada con los datos del mismo proyecto para 1.999, representa un aumento alrededor del 2 por ciento. En otras palabras, el año 2000 permite observar una tendencia a la estabilización o el freno en el aumento de los cultivos.
2. Antes de entrar en funcionamiento el sistema de monitoreo satelital, se utilizaban los censos de verificación desde aeronaves, sistema que hoy se mantiene como referencia de seguimiento. El m’todo satelital, de otra manera, permite evaluar la din mica de los cultivos, con base en una mayor cobertura de medici¢n y precisi¢n.
3. Los datos resultantes de la medici¢n satelital en el a_o 2000 tienen como base im genes al 31 de agosto del mismo a_o, es decir, varios meses antes de que se intensificara la estrategia de reducci¢n de cultivos de hoja de coca en Colombia. Esta estrategia se refleja claramente en la variaci¢n del nomero de hect reas fumigadas. Mientras en el per¡odo de ocho meses, comprendido entre el primero de enero y el 31 de agosto de 2000, se asperjaron 34.844 hect reas, en un lapso similar (1o de septiembre de 2000 al 15 de mayo de 2001) se asperjaron 62.078 hect reas, esto es, un aumento cercano al 80%. Lo anterior significa que por las reas fumigadas a partir de septiembre de 2000, se dejaron de producir 360 toneladas de coca¡na.
4. La estrategia de reducci¢n de cultivos de coca no se limita a la erradicaci¢n forzosa. Se apoya tambi’n en la celebraci¢n de pactos sociales de erradicaci¢n de car cter voluntario y con participaci¢n directa de las comunidades locales. Hasta el momento, se han celebrado 21 pactos que benefician a m s de 20.000 familias y que se han traducido en la erradicaci¢n de 16.000 hect reas. La meta establecida consiste en implementar un total de 31 pactos que beneficiar n a mas de 26.000 familias y permitir n la erradicaci¢n de 20.000 hect reas. Esta estrategia se ha iniciado en el Departamento del Putumayo, en el cual el rea cultivada ascend¡a a 66.000 hect reas en el a_o 2000.
5. El programa de desarrollo alternativo se orienta a recuperar la legalidad de las actividades de las comunidades campesinas e ind¡genas que derivan actualmente su sustento de los cultivos il¡citos. Se constituye as¡ en una estrategia facilitadora y dinamizadora del proceso de paz. Por ello, la mayor parte de los recursos externos y dom’sticos, se han destinado al desarrollo e inversi¢n social en las regiones azotadas por las actividades il¡citas.
6. El Gobierno Nacional sigue realizando grandes esfuerzos en materia de interdicci¢n. Durante el a_o 2000 se incautaron 110 toneladas de derivados de coca, 949 toneladas de insumos s¢lidos y 975.000 galones de insumos l¡quidos y durante el per¡odo de enero-abril de 2001 las incautaciones ascienden a 32 toneladas de derivados de coca, as¡ como 591.358 galones de insumos l¡quidos y 906 toneladas de insumos s¢lidos.
7. La lucha antidrogas en Colombia se lleva a cabo en medio de una situaci¢n de conflicto en la que los grupos armados al margen de la ley buscan fortalecerse a trav’s de la protecci¢n de los cultivos, entre otras actividades. Las enormes sumas de dinero originadas en el negocio de las drogas il¡citas se convierten en factores generadores de violencia y de violaci¢n de los derechos humanos. Ello hace necesario que la pol¡tica de desarrollo alternativo se complemente con estrategias de interdicci¢n y erradicaci¢n forzosa.
8. El combate contra este flagelo se mantendr . El Estado entiende que su acci¢n en este sentido resulta esencial para la estabilidad democr tica y la construcci¢n de la paz en Colombia. En este esfuerzo es indispensable actuar de manera conjunta con la comunidad internacional sobre la base de una mayor cooperaci¢n y de una responsabilidad compartida m s amplia y decidida.
9. Finalmente, todos los procesos de erradicaci¢n forzosa cuentan hoy en d¡a con los m s altos requerimientos ambientales que incluyen el establecimiento de una auditor¡a t’cnica externa e independiente, as¡ como un sistema de informaci¢n poblica con el fin de garantizar la transparencia en el programa de erradicaci¢n de cultivos il¡citos».