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Siguen sobresaliendo esas esdrújulas guitarras, dientes de sierra permanentes entre esos cambios de ritmos y vaivenes en las estructuras que son la mayoría de los temas de «Polymer»: entre la intensidad que intenta transmitir «Stereo tinnitus» y la polimórfica cara de «New shoe premonition» hay, mínimo, un mundo. Pero, pese a que «Polymer» suena espléndidamente gracias a las manos del siempre acertado J. Robbins, se echa de menos algo de mayor riesgo, cierto tono complejo con el que amortiguar los tics más ortopédicos. Dicho de otra manera, entre su notable debut, «Dischord N¦ 101» y este su tercer álbum hay, mínimo, dos mundos. Evolucionando de espaldas.