Devorando iconos («dejando a Harvey Willians detrás» nos dictan en la espléndida «La belle age») al tiempo que comparten su talento con ellos (Irantzu Valencia, siempre infalible, trama vocal de «En soledad»), «El Artista Adolescente» supone el estallido hacia la bóveda de nuestros corazones de melodías que sobrecogen, rimas que terminan acongojando el pulso sanguíneo, pop electroacústico que conmueve desde lo íntimo («Fin de la primera parte», «La noche te descubrirá») tanto o más que cuando se acerca al formato más vivo, casi bailable, clandestinamente bailable, en los cuatro minutos largos en los que vive «Abril», nostalgia revitalizante para ese espíritu adolescente que todos anidamos dentro. «El Artista Adolescente» es algo muy grande. No lo digo yo, lo dice mi corazón y el de todos aquellos que han caído en el voltaje melifluo de su serena llamada, pasto perenne para los rastreadores insaciables de la mejor melodía pop. Tan necesario como «recordar un te quiero en cada momento», una forma de ser feliz por el camino de la satisfacci¢n. Gracias.
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