La dolarización del país ha enriquecido aún más a los más ricos, ha empobrecido a la clase media y ha hambreado todavía más a un pueblo hambriento. Dolarización sin una política social de ajuste equitativo es crimen de lesa humanidad. Al pueblo ecuatoriano le han robado todo, todo, incluso la esperanza. Los jubilados reciben el equivalente a veinte dólares mensuales de pensión. El sueldo mínimo vital debería llamarse sueldo máximo mortal, ya que ni siquiera llega a los cien dólares al mes. En suma, la dolarización ha beneficiado sólo a unos pocos a expensas de muchos. El gobierno ecuatoriano, al no invertirse en aspectos sociales fundamentales –alimentación escolar balanceada, educación de calidad al alcance de todos, salubridad pública eficaz, vivienda digna–, ha destruido toda posibilidad de tener una población civil sana, despierta y bien educada –al menos– hasta la próxima generación.
El Ecuador, como cualquier otro país, necesita de un plan de trabajo a corto, mediano y largo plazo. Este plan debe cimentarse en una misi¢n, una especie de destino manifiesto nacional, regional y global. El Ecuador nunca ha tenido tal cosa. De hecho, el Estado ecuatoriano es una especie de ruleta electorera, de la que se sirven los sectores dominantes para saquear los recursos. Y nada m s. Lo que m s se le acerca a una misi¢n hist¢rica fue lo que estableci¢ Benjam¡n Carri¢n cuando fund¢ la Casa de la Cultura Ecuatoriana en 1944: Que el Ecuador jam s iba a ser una potencia econ¢mica, b’lica o diplom tica, pero que deb¡a, entonces, convertirse en una potencia cultural.
Lo oltimo es todav¡a un sue_o. Precisamente porque el desarrollo cultural tiene como prerrequisito indispensable una econom¡a saneada. No puede esperarse que una poblaci¢n desproteinizada, desnutrida, se desarrolle a altos niveles de cultura. Por ello, muchos ecuatorianos vivimos fuera. Gente que, como yo, muy joven se dio cuenta de que las alternativas all eran muy escasas; y fundamentalmente se reduc¡an –y hoy m s que nunca se reducen– a tres: vegetar, morirse o emigrar.
Somos ecuatorianos, herederos de un gentilicio marcado por una l¡nea arbitraria e imaginaria. Pero somos ecuatorianos en una especial coyuntura hist¢rica y sociol¢gica: somos ecuatorianos de un nuevo Ecuador que se extiende sin fronteras. Somos migrantes. Somos los empecinados y valientes so_adores que –dejando atr s patria, parientes y amigos– hemos salido a forjarnos –para nosotros y para el pa¡s– una segunda oportunidad bajo la luz del sol. Y aqu¡ en esta megal¢polis supercosmopolita y en diversos lugares del planeta estamos bati’ndonos contra la etnofobia y toda clase de obst culos, en campos que van desde la agricultura hasta las ciencias y las artes, para as¡ mantener a nuestras familias tanto all como donde quiera que estemos.
Nosotros, el m s de medio mill¢n de ecuatorianos en Nueva York, junto a los m s de cuatro millones de compatriotas diseminados por Canad , Venezuela, M’xico, Espa_a, Australia, Italia, Alemania, Jap¢n y por todos los confines de la Tierra donde podamos conseguir trabajo, constituimos un verdadero Ministerio de Asistencia Poblica Extraterritorial. Sin burocracia, sin papeleos, nosotros, los millones de trasterrados, cumplidamente remitimos nuestras humanitarias contribuciones, con las que uno de cada tres ecuatorianos sale adelante en el Ecuador. Contribuciones que, muy lamentablemente, son tambi’n subsidios involuntarios a la corrupci¢n. Es decir que mientras la sociedad ecuatoriana continoe recibiendo esta formidable inyecci¢n econ¢mica proveniente de los ecuatorianos en el exterior, el Estado, la clase dirigente y los gobiernos de turno no har n nada o har n muy poco respecto a una pol¡tica social m s justa y m s humana.
Por ello, este aniversario m s de la fundaci¢n de Quito, capital del Ecuador, nos sirve de pretexto para proceder con este foro sobre el actual significado de la ecuatorianidad, en el contexto de la corrupci¢n imperante en nuestro pa¡s. S¡ndrome que a su vez genera –entre otras calamidades– el ‘xodo masivo de ecuatorianos hacia distintos pa¡ses del mundo, principalmente los Estados Unidos, Espa_a e Italia.
Este encuentro responde a una preocupaci¢n creciente entre muchos ecuatorianos quienes, mediante un fresco an lisis del falseado pasado ‘hist¢rico’, buscan una suerte de interpretaci¢n al presente aciago y una posible orientaci¢n hacia el misterio del futuro. Para el Ecuador todo es incierto, excepto la corrupci¢n. Es decir que ese pa¡s s¢lo cuenta con una constante hist¢rica inexorable, la tradici¢n del abuso, la simulaci¢n y la rapi_a. En este sentido y como alternativa a la crisis moral, pol¡tica, social y econ¢mica que devasta al pueblo ecuatoriano y su leg¡timo patrimonio nacional, la Casa de la Cultura Ecuatoriana de Nueva York, con el apoyo de Liderazgo Ecuatoriano en el Exterior, ha optado por implementar un componente c¡vico-cultural que lidere la apertura de nuevas zonas de autonom¡a y espacios de dignidad ciudadana, donde se formulen posiciones cr¡ticas y autocr¡ticas –y sus plausibles procesos reivindicatorios– acerca de temas fundamentales, como los que convocan este evento.
A trav’s de la red electr¢nica, estamos en contacto con varios grupos ecuatorianos del ciberespacio. Tenemos plena conciencia de que debemos establecer y mantener contacto con los ecuatorianos donde sea que est’n. Hay un potencial insospechable en la gran comunidad ecuatoriana extraterritorial. Potencial que no excluye la consolidaci¢n de una fuerza pol¡tica in’dita en la historia de nuestra nacionalidad.
En verdad, somos muy afortunados de vivir en esta era de la informaci¢n. En nuestras manos tenemos varios recursos envidiables. Debemos utilizarlos en beneficio de la mayor cantidad de gente posible. Y como la caridad empieza en casa, debemos empezar con nuestra gente. Es decir, los ecuatorianos; especialmente, los que comparten con nosotros la condici¢n de migrantes.
Quinta Regi¢n es uno de estos grupos ciberespaciales, cuyo nombre me parece muy apropiado. En efecto, los ecuatorianos en el exterior conformamos una aut’ntica quinta regi¢n no peculiarmente geogr fica, sino m s bien dictada por la circunstancia de lo se ha dado en llamar el trastierro. En este sentido, hemos invitado a los miembros de Quinta Regi¢n y a los de Ecuador Nostalgia –sumados a nuestro EcuaYork–, y a quien le interese, a compartir ideas e informaci¢n, a unir esfuerzos y recursos con el fin de estructurar un movimiento extraterritorial a favor de todos los ecuatorianos. Sugiero que el nombre de este movimiento sea Ecuador Posible.
Por esa amada patria que llevamos en nosotros, por nuestros entra_ables hermanos, por nuestros hijos, por la dignidad de una menoscabada nacionalidad, estamos obligados a unirnos, a consolidar este movimiento que pueda ejercer la presi¢n suficiente –tanto en los pa¡ses anfitriones como en el nuestro– para conseguir cambios que nos favorezcan a todos.
Muy a pesar de todo, aportamos entre los tres primeros rubros nacionales, junto al petr¢leo –que se nos acabar pronto–, y el banano –que nos ha dado el triste renombre de Banana Republic. Muy a pesar de todo, nos damos tiempo para organizarnos en nocleos cuyos verdaderos fines son el fortalecimiento, la integraci¢n y el realce de nuestra menoscabada nacionalidad. Por un Ecuador posible estamos donde estamos. Por un Ecuador Posible tenemos que ser mejores porque estamos en casa ajena. Por ese Ecuador Posible ha llegado la hora de que pongamos de lado nuestras diferencias y as¡ unirnos en un solo bloque que nos fortalezca y engrandezca.
Parte quinta y final de una conferencia pronunciada la noche del mi’rcoles 6 de diciembre, 2000, La Guardia Community College, Long Island City, New York
Nota: Como resultado del foro realizado esa noche, quedo inaugurado el Movimiento Ecuador Posible. Personas y organizaciones interesadas en este movimiento pueden escribir a la siguiente direcci¢n electr¢nica: EcuaYork@worldnet.att.net
Petronio Rafael Cevallos
www.lacultura.com.ar/EcuaYork
