Durante siglos en sus diversos y poco interconectados valles se fueron esparciendo descendientes de muchos pueblos que pasaban por el centro del continente. En el siglo XIX todo el asia central quedó repartida entre los imperios británico y ruso. La única excepción fue Afganistán quien quedó como una ‘zona de nadie’ que evitaba que ambas potencies tengan límites communes.
Kabul, el este y el sur del país están dominados por los pashtúes (40% de la población), quienes fueron los que le dieron a Afganistán su nombre y lo gobernaron durante más de 3 siglos hasta 1992. Sin embargo, la mitad de los pashtúes vive en el oeste pakistaní. Las zonas pashtúes de Pakistán están muy influenciadas por los talibanes y los enemigos de la intervención estadounidense. El deterioro de la crisis podría producir la fractura de Afganistán y de Pakistán.
El norte afgano está dominado por los uzbekos, tadjikes, kirguizes y turcomanos, nacionalidades que al norte de Afganistán tienen sus propias repúblicas. Los tadjikes (25% de la poblaci¢n) son los m s sedentarios y cultos. Los uzbekos afganos liderados por Dostum apoyaron primero al gobierno pro-sovi’tico y luego se han aliado y han guerrado con todas las fracciones ultra-religiosas afganas.
Los hazaras del centro son chi¡tas y est n muy influidos por los ayatolas iran¡es. Estos han sido reprimidos por varias fracciones sunnitas (como los talibanes y otros partido de la Alianza Norte_a, pese a que el partido Unidad -la principal fuerza hazara- es miembro de ‘sta).
Afganist n es un polvor¡n donde tribus y etnias se han enfrentado entre s¡ y dif¡cilmente hagan un estado viable. Mas, ‘ste debe seguir sobreviendo para evitar que sus vecinos se enfrenten por despedazarlo.
Isaac Bigio
Investigador y profesor de la London School of Economics & Political Sciences