Pero la convocatoria de Kofi Annan no hizo más que reconocer las crecientes demandas de justicia de grandes sectores de marginados y excluidos en el planeta durante cientos de años. Para justificar su abandono de Durban, los representantes norteamericanos calificaron de «circo antiisraelí» a la cumbre.
Pero el verdadero «circo» es el que protagoniza George Bush, rompiendo unilateralmente tratados (Kyoto, sobre Medio Ambiente) ; ( el de control armamentístico de 1972) o eludiendo una votación democrática en un organismo de las Naciones Unidas sobre un tema tan vital como el racismo.
Sobre el tema de la Conferencia, consideramos de interés compartir este texto del dirigente campesino boliviano Evo Morales.
HERMANADOS CONTRA EL RACISMO
Evo Morales Ayma
Diputado Nacional Indígena de Bolivia
Irónicamente, en el «Año Internacional contra el Racismo y la Discriminación Racial, la Xenofobia y la Intolerancia», nuestra hermana Marcelina Torres y su hijito Alejandro Josua Torres fueron muertos cuando, al inicio de este a_o, viajaban en trenes Metropolitanos de Buenos Aires, Argentina. (*)
Nuestra hermana Marcelina Torres, era una humilde inmigrante aymara de 30 a_os, que viajaba en el tren cargando a su beb’ y esforzadamente portaba bultos sin que nadie le cediera un asiento. Por accidente roz¢ con su bulto a un pasajero, quien agresivamente la insult¢, al grito de «boliviana de **** +no miras cuando caminas?», y luego de haber sido insultada con consignas xen¢fobas, fue lanzada junto a su hijo del tren, muriendo ambos.
M s de un mill¢n de ind¡genas aymaras y quechuas de Bolivia viven en la Argentina por falta de trabajo y oportunidades en Bolivia. Sobre ellos se ejerce violencia, torturas, esclavitud y muerte. Durante el a_o 2000 se recibieron 83 casos de atentados xenof¢bicos racistas contra ind¡genas bolivianos, contando solamente a los que se atrevieron a denunciar.
La xenofobia de los sectores olig rquicos de Argentina se ha convertido en violencia cotidiana, con olas de asaltos a las casas de ind¡genas bolivianos. Se tortura y asesina a los despreciados «bolivianos de ****, cabezas negras, bolitas sucias», entre otras formas de acoso, hostigamiento y pr cticas de racismo, etnocidio, esclavitud y maltrato.
La pobreza que asola a Am’rica del Sur tiene razones estructurales globalizantes basadas en las normas de la econom¡a mundial impuesta a nuestras naciones.
Sarc sticamente se ignoran y se culpa a los m s pobres, peor aon si somos ind¡genas que llegan desde Pero, Bolivia y Paraguay.
Somos para la poblaci¢n argentina, los culpables de la crisis econ¢mica que sufren.
La respuesta, la tortura psicol¢gica y f¡sica, la esclavitud, el abuso y la muerte ensa_ada sobre los humildes, odiados hasta la violencia enardecida.
Argentina ha incubado el nazismo desde el monstruo de los gobiernos militares fascistas, xenofobia, racismo y odio que hoy muestran una vez m s su monstruosidad.
¥En Bolivia gritan indio de ****!
Argentina no es una excepci¢n, lo mismo pasa en los dem s pa¡ses de la Am’rica del Sur.
En el Pero, la poblaci¢n no soporta m s gobiernos desp¢ticos como los de Fujimori, despertando la indignaci¢n la corrupci¢n, donde los ind¡genas Quechuas llevan la peor parte, en una naci¢n donde ser¡a hasta ahora inadmisible que los ind¡genas se gobernaran a s¡ mismos.
Al mismo tiempo, Colombia se vietnamiza y las poblaciones ind¡genas quedan en medio de la guerra interna financiada por los EE.UU. Son el blanco de masacres y torturas. Los medios de comunicaci¢n en el mundo no quieren ver la cruel realidad de nuestros pueblos, prefieren hablar del viagra.
Bolivia entra en el fin de la econom¡a de la coca a la que la ‘lite pol¡tica blanca la empuj¢, y el ej’rcito ingresa ferozmente para eliminar las oltimas hojas y erradicar las
oltimas esperanzas de combatir la miseria de miles de familias ind¡genas.
Los blancos y mestizos en Bolivia no saben o no quieren ver que los ind¡genas olvidados en las reas rurales de Bolivia no tienen energ¡a el’ctrica, agua potable, servicios de salud, escuelas, caminos y sin embargo subvencionan el consumo agr¡cola de las ciudades.
La sistem tica exclusi¢n durante siglos ha hecho que la esperanza de vida de los ind¡genas en Bolivia llega apenas a 45 a_os.
Que las mujeres ind¡genas pierden uno o dos ni_os como norma de la pobreza. Que el ingreso anual de una familia ind¡gena es de 100 d¢lares.
La clase dominante de blancos y mestizos en Bolivia no susurra, grita «indio de ****», «chola», «birlocha», flojos, sucios, miserables, primitivos, salvajes, incivilizados, tarados, tuberculosos, llamas, caras de piedra, ignorantes, narices de c¢ndor, animales.
La oligarqu¡a minoritaria blanca no nos ha dejado desarrollar nuestra lengua, nuestra historia, nuestra religi¢n, nuestros valores, nuestra organizaci¢n, nuestra ley. Nos dicen «tu lengua de indios de ****, tu historia de vencidos, tu religi¢n pagana, tus valores cavern¡colas, tu organizaci¢n rid¡cula, tu ley salvaje».
El etnocidio se extiende, el maltrato y el racismo se hacen naturales por lo cotidianos, el abuso se muestra como derecho. Como resultado de lo anterior, por el hambre y desaz¢n, estallan convulsiones sociales cargadas de mucha energ¡a, como las de abril y septiembre del a_o 2000.
En la ra¡z del racismo est el colonialismo.
Pero, el racismo contra nuestras hermanas y hermanos no es casual. En la ra¡z del racismo contempor neo, est el colonialismo, como expresaron la mayor¡a de las delegaciones de Asia, Africa y Am’rcia Latina en la III reuni¢n preparatoria, en Ginebra, de esta conferencia contra el racismo.
Consideraron inaceptable la propuesta de Canad de que el colonialismo tuvo aspectos positivos y aspectos negativos, tal fue la contundencia de los argumentos en contra, que
Canad tuvo que retirar su propuesta.
Como el racismo tiene su ra¡z en el colonialismo hist¢rico, sigue hoy d¡a fortalecido por el colonialismo contempor neo, llamado «mundializaci¢n» o «globalizaci¢n» en el discurso dominante. En este, los mecanismos econ¢micos y el lenguaje t’cnico se imponen a la voluntad de los pueblos y se transforman en las instancias dominantes que en realidad dirigen la evoluci¢n y las decisiones de la sociedad.
Esta globalizaci¢n, o en otras palabras, la expansi¢n mundial del capitalismo o neocolonialismo, produce una desigualdad y antagonismo creciente entre quienes participan del sistema. Para las minor¡as dominantes, como ser las empresas transnacionales y los pa¡ses enriquecidos, ello significa un mayor control del planeta y de sus recursos naturales, mientras para las grandes mayor¡as del globo, significa «ajustarnos» a las tendencias mundialmente dominantes, agravando nuestra situaci¢n como naciones perif’ricas dejadas fuera del llamado desarrollo de las minor¡as que siguen enriqueci’ndose a costa de nuestras riquezas naturales y de nuestro sudor y sangre.
De esta manera, el racismo se expresa en primer lugar, no por medio de insultos xen¢fobos, sino en que los pueblos ind¡genas de todos los continentes, de pieles rojos,
negros, amarillos, estamos cada vez m s marginados de las decisiones principales de las sociedades en que nos toca vivir, y a la vez sometidos a un proceso de desculturalizaci¢n, que cada d¡a se acelera m s, debido al aumento continuo de los medios de comunicaci¢n de masas, principalmente la televisi¢n y las parab¢licas.
Asimismo, que nos encontramos explotados econ¢micamente por estructuras tanto internacionales como internas.
Embrutecidos por el alcohol y las diversas sectas del cristianismo, y militarmente indefensos, aterrorizados por los diversos ej’rcitos de ocupaci¢n, los diversos instrumentos de opresi¢n, como son las instituciones policiales, judiciales y pol¡ticas, nos hallamos en un estado de postraci¢n y sometimiento insoportables. En un proceso de degeneraci¢n biol¢gica que necesita correctivos de aplicaci¢n inmediata.
Comprendimos la necesidad de convivir con todas las formas de vida.
A pesar de ello, los aymaras y quechuas de los Andes, y las naciones ind¡genas del planeta entero, conservamos formas de vida y de conducta social e individual, que son un verdadero tesoro cultural, cuyo valor s¢lo apreciaremos el momento aquel en que no quede nada de ello. La personalidad del hombre andino, surgido del macizo andino, as¡ como surge de la tierra la planta de la coca, se caracteriza hasta el d¡a de hoy por su generosidad en bien de la colectividad, irradia tranquilidad tan s¢lo con
su presencia, rigurosos con nosotros mismos, somos benevolentes con la familia, con propios y extra_os y con todo lo que nos rodea.
Antes de llegar el hombre blanco, ‘ramos una naci¢n con leyes propias, nos autogobern bamos, ten¡amos un modelo social comunitario de ayllus, donde no hab¡a pobreza, no hab¡a hambre, no hab¡a racismo.
Desarrollamos no s¢lo t’cnicas agr¡colas altamente productivas, sino que comprendimos tambi’n la necesidad de convivir con todas las formas de vida, la dependencia del bienestar del hombre del bienestar de la tierra y todos sus habitantes.
Ac el hombre se fusion¢ no s¢lo con sus cong’neres sino con todo lo que le rodeaba, tambi’n con todo lo inerte. Para nosotros un rbol es nuestro hermano. Nosotros estamos ah¡ en su naturaleza. Somos parte de la naturaleza. El viento, las estrellas, la piedra, los cerros, las aves, el puma, son nuestros hermanos. Todos somos uywas, criados de la naturaleza. Nosotros creemos que para desterrar el racismo, tenemos que librarnos del colonialismo hist¢rico y contempor neo, y reivindicar nuestro pasado hist¢rico. Esta tierra, este territorio es nuestro, nos han usurpado, nos han despojado del poder inclusive, tenemos que recapturar el poder pol¡tico y nuestra soberan¡a. Consideramos que podemos volver a autodeterminarnos como naci¢n.
Vemos ejemplos en el mundo de pueblos que, pese a los cambios de nombre, retoman sus nombres tradicionales y sus formas de autogobierno. Aqu¡ en Africa, los zimbabwe expulsaron de su territorio al colonialismo ingl’s, de manera que ganaron la independencia. Ahora, dicen que ya no son rhodecianos. Somos Zimbabwe, lo que ‘ramos antes, dicen.
Tenemos que tejer con la participaci¢n de todos.
Todos los pueblos colonizados tenemos que hacer lo mismo, los que somos colonizados hist¢ricamente y los que somos colonizados por el colonialismo contempor neo, por la «mundializaci¢n» o la «globalizaci¢n». En todas partes tenemos que construir naciones soberanas, s¢lo as¡ podremos construir una hermandad mundial libre de racismo y opresi¢n, libre de superiores y marginados, libre de discriminaci¢n e intolerancia.
No descartamos ninguna forma de lucha y ningon tipo de armas. Todas tienen validez en cada momento concreto. Pero, en primer lugar confiamos en las armas de la Vida, las armas de la convulsi¢n social, las armas de pueblos y naciones que nos levantaremos con la fuerza de nuestras almas, con la fuerza de las mayor¡as cuando hayamos despertado la energ¡a comunal y decidido recuperar y construir nuestro.
Territorio y nuestra soberan¡a.
La lucha, no es de uno solo. Ni de un solo pueblo. Lo vamos a hacer todos.
Tenemos que actuar conjuntamente. Si algon hermano necesita una ayuda, otros tienen que estar al tanto, sin esperar a cambio agradecimientos. Hasta pienso que
tenemos que anular esa palabra de gracias en nuestros idiomas para tratar de usar nuestra propia manera de vivir y pensar.
Tenemos que complementarnos entre las naciones.
Todas nuestras luchas tienen que desembocar en algo. En un r¡o m s grande. La lucha de las naciones ind¡genas por su autodeterminaci¢n tiene que ir a la par con la lucha de los explotados en los pa¡ses capitalistas.
(*) Sobre este tr gico y repudiable suceso ocurrido en Buenos Aires, SERPAL public¢ un informe en Abril pasado, con los detalles, implicaciones y «silencios».
Enviado por ALAI (Agencia Latinoamericana de Informaci¢n)
Redacci¢n de SERPAL, Servicio de Prensa Alternativa
5 de setiembre de 2001