Arafat se encuentra en un sandwiche entre la presión israelí para que ponga orden en casa y la de los radicales palestinos. El ha decretado estado de emergencia en las zonas que controla pero, en vez de declarar ilegal al Hamas, parece que quiere negociar con ellos un alto a sus últimos atentados.
Israel tiene dos alternativas.Una es acrecentar la ola represiva pero esto puede ayudar a que los extremistas crezcan dentro de los palestinos en detrimento de los moderados, y a que Israel se aisle internacionalmente.
Otra es la de emprender una alianza con Arafat para aislar a los extremistas, pero para que ésta sea viable se debería permitir la proclamación de un estado independiente palestino.
EEUU, Gran Bretaña y Sharon mismo aceptan en teoría dicha salida. El problema es cuál sería la configuración de éste. La derecha del gobierno quiere entregar la menor cantidad posible de territorios, y mantener diversos asentamientos de colonos sionistas y Jerusalem unida en Israel. Los laboristas hasta hace poco estuvieron dispuestos a muchas conseciones.
La OLP tradicionalmente planteaba que todo el actual territorio que detenta el Estado israel¡ deber¡a ser una repoblica secular palestina. En las diversas conversaciones pro-paz ‘sta fue restringiendo sus demandas a solo un estado en menos del 25% de dicho territorio, el cual estar¡a conformado por dos franjas separadas: Gaza y Cisjordania. Los halcones israel¡es quieren recortar aon m s dicho estado mientras que los islamistas quieren un estado musulm n en todo el territorio y la expulsi¢n sionista.
Una cuesti¢n nodal es la del pedido que hacen los palestinos que fueron obligados a salir de sus tierras en 1947 para retornar a ‘stas. Ellos cuestionan el hecho que un jud¡o de cualquier parte del mundo puede venir a Israel con asistencia estatal, mientras que los rabes que poblaron sus aldeas durante siglos no tienen ese derecho. La mayor¡a de los partidos israel¡es se opone a ello pues consideran que eso llevar¡a a alterar la composici¢n ‘tnica del pa¡s en detrimento de los hebreos.
Las actuales fronteras estatales solo podr¡an mantenerse en caso que el poder recayese en extremistas religiosos o nacionalistas musulmanes o jud¡os; o que rabes y hebreos acordasen una repoblica multi-‘tnica basada en una constituci¢n y con igualdad plena para todos sus ciudadanos. Si la primera alernativa solo podr¡a imponerse a sangre y fuego y con brutales limpiezas ‘tnicas, la segunda es vista como inviable por una poblaci¢n polarizada. Lo que est en el tapete es como hacer una nueva partici¢n y cual ser la naturaleza y los l¡mites del nuevo estado rabe que nazca en los territorios ocupados.
Isaac Bigio
Investigador y profesor de la London School of Economics & Political Sciences