Tariq describe como las ciudades afganas están en escombros. Uno de los pocos lugares que aún queda en pie es el hotel Intercontinental, al cual los EEUU cuidan por que seguramente quieren traer allí al ex-rey. Los campos están abandonados y minados, y los campesinos deben producir opio. El invierno está llegando y millones no tienen pan o techo.
Para Fátima de la Asociación de Mujeres Afganas (RAWA) las mujeres de su país sobreviven casi esclavas. Cuando los talibanes tomaron Kabul cerraron 63 escuelas echando a 103,000 alumnas y 7,800 maestras. Sólo los varones tienen derecho a estudiar y trabajar. Las mujeres solo pueden salir totalmente cubiertas (a excepción de una rejilla que parcialmente les descubre sus ojos) y en compañía de un pariente.
Los talibanes proscriben la TV, las fotos de personas vivas, los casetes y la música. Los cristianos y otros creyentes mahometanos son reprimidos, los ladrones son amputados y todo hombre que se afeite es castigado.
Desde hace años en Afganistán se enfrentan los jehad¡es con los talibanes. EEUU apoy¢ a los primeros contra los sovi’ticos, luego a los segundos contra los primeros, y ahora apoya a los primeros contra los segundos. Jehad¡es y talibanes son fan ticos religiosos que se subvencionan con el opio. Los jehad¡es no obligan a las mujeres a tantas privaciones pero hacen violaciones y matanzas. En ese juego las v¡ctimas son los pueblos de EEUU y Afganist n. Fatima se horroriza con la matanza de los civiles norteamericanos pero ‘sta fue perpetuada por hombres que la CIA originariamente arm¢ y entren¢. EEUU, en vez de reconocer su responsabilidad, quiere vengarse sin distinguir entre el gobierno terrorista talib n y el sufrido pueblo afgano.
Abdula, sin embargo, tiene espectativas en los EEUU. Para ‘l solo occidente podr¡a derrocar a los talibanes y avanzar en la democratizaci¢n del pa¡s. Curiosamente ‘l muestra su melancol¡a por el anterior gobierno pro-sovi’tico (1978-92). Al¡ cree que a los afganos se les deber¡a dejar resolver solos sus problemas y ajustar cuentas con sus dictadores. As¡ ellos ser¡an capaces de acabar con Bin Laden. La intervenci¢n extranjera est haciendo lo contrario pues convierte a los terroristas en h’roes nacionales y del Islam.
Abdula pide que Al ilumine a los l¡deres para que haya paz y justicia: ‘Los gobiernos siempre encuentran pretextos para recortar los gastos en educaci¢n y salud pero cuando se trata de guerras siempre descubren billones.’
Inglaterra es el pa¡s occidental donde hay m s musulmanes provenientes del Asia central y muchos de ellos se encuentran angustiados. Han crecido los ataques racistas y la mezquita de Edimburgo fue incendiada.
Isaac Bigio
Investigador y profesor en la London School of Economics