Los abogados, abogángsters en muchos casos, sólo pretenden exaccionar las melladas economías del coronel Briceño. Quien haya vivido fuera sabe de lo duro que es luchar por el pan diario en país ajeno y en competencia con huesos duros de roer a quienes importa poco si son exilados o perseguidos los no nacionales. Hoy nadie quiere tender puentes de solución al caso del coronel Briceño, aunque muchos parlamentarios y juristas de nota hayan sido consultados. Así es. Cuando la democracia sopla, entonces, también hay claridad para exprimir a quienes padecen persecución por causas ya resueltas y que sólo conservan
el odio supérstite de una corrupta cúpula judicial que ha sobrevivido a la prisión de Montesinos y a la fuga de Kenya Fujimori.
Sin embargo, que mejor testimonio descriptivo que el que envía el coronel Briceño. Dejemos pues que él nos informe en detalle de su caso:
1. La persecución y violaciones a mis derechos humanos llevan ya más de DIEZ AÑOS por parte del gobierno peruano y se mantuvo con el gobierno de transici¢n de Paniagua y su ministro Garc¡a Say n. Se lavaron las manos al negarme la soluci¢n amistosa que propuse, ahora en marzo de 2001.
2. Mi peticion ante la CIDH-OEA tiene NUEVE A½OS de presentada y hasta ahora no hay ninguna soluci¢n, por las maniobras dilatorias del gobierno de Fujimori y Montesinos y el de Paniagua.
3. Me encuentro en el exilio OCHO A½OS, sin poder retornar a mi patria, porque pesa sobre mi una sentencia en la justicia militar y orden de captura o impedimento de salida del pa¡s a ra¡z de una segunda denuncia hecha misteriosamente en 1995, cuando solicit’ acogerme a otra amnist¡a y estando ausente del pa¡s.
4. A fin de que sea menos onerosa y m s efectiva mi defensa, decid¡ hace m s de ocho meses venir a este pa¡s para seguir m s de cerca la soluci¢n definitiva de mi caso por la opci¢n supranacional.
5. Mi inocencia sobre el famoso fraude en INDUMIL est demostrada en el fallo del Tribunal que presidio el Gral. Arciniega, Sala de Guerra, del 8 de diciembre de 1992, y en el Acta absolutoria del Consejo de Investigaci¢n para
Oficiales Superiores del Ej’rcito del 11 abril de 1991 y que el ministro de Defensa Torres Aciego se neg¢ a refrendar con la resoluci¢n correspondiente.
6. Los hechos en los que me involucraron eran de conocimiento del fuero comon y del Congreso el a_o anterior en el que me procesaron injusta y arbitrariamente en la justicia militar.
7. Que el fuero comon no actu¢, a pesar de ponerme a derecho, segon lo demuestro con los recursos presentados ante la Fiscal¡a y Juzgado 33.
8. Que los hechos sobre Indumil son comunes y que Indumil no pertenec¡a al Ministerio de Defensa sino al Ministerio de la Presidencia, como fluye del expediente.
9. Que adem s del recurso de Amparo y de Casaci¢n, he presentado y agotado otros recursos ante el Fuero Comon, como son: ante el Fiscal de la Naci¢n, 30 enero 1992 por la desviaci¢n predeterminada de la ley que hizo la justicia militar; Defensor del Pueblo, 10 enero 1992; reiteraciones moltiples ante el Fiscal de la Naci¢n por los atropellos
jur¡dicos del que era objeto, como el presentado el 1 septiembre de 1992; Recurso de QUEJA ante la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia del Pero, el 23 de octubre de 1992; QUEJA actualizada ante la Defensor¡a del Pueblo presentada por mi esposa el 30de diciembre de 1996, etc, etc.
10. Que entre las graves violaciones al debido proceso en la justicia militar destacan: Impedimento para acceder al expediente, a mi y a mi abogado; imposici¢n de sentencia en mi ausencia, Sala Revisora; no dieron tr mite a la excepci¢n de declinatoria de jurisdicci¢n ni mucho menos al recurso de casaci¢n; no dieron tr mite a mi recurso de queja
ante el Presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar, etc.
11. Que conozco, por los diarios, que violaciones similares en los tr mites y proceso llevados en el fuero comon como el caso de la congresista Susana Higuchi, fueron denunciados por ‘sta ante el Tribunal Constitucional, con resultados favorables para la agraviada, principalmente en lo que se refiere al recurso de amparo que ella present¢ oportunamente y que no fue tramitado ni atendido de acuerdo a ley.
¥A ver que los «juristas» que tanto se rasgan las vestiduras por casos muy bien pagados opinen por lo que denuncia el coronel Brice_o!
¨C¢mo es posible que en tiempos de democracia este hombre no pueda volver al Pero que es su patria como la es de todos nosotros? Yo tengo que acusar. ¥Yo acuso de insensibles y falsos dem¢cratas a todos aquellos que tomen conocimiento del caso y no hagan nada por resolver o ayudar a resolver el caso de este militar en el exilio desde hace muchos a_os!
Y es menester que la poca prensa decente que queda en el Pero, meta el diente en el asunto. De lo contrario seguiremos apa_ando una evidente tropel¡a.
Herbert Mujica