El concepto de América Latina es impreciso. Por un lado en esta definición deberían quedar incluidos los latinos del Canadá, y por otro lado no se incluye a los pueblos de lengua amerindia o a los de color pero de habla inglesa u holandesa del Caribe.
La frontera entre los EEUU y México sería la que separa a la América anglosajona de la latina. Sin embargo, esto es relativo. Al norte del Río Grande hay más de 40 millones de latinos y el francés es una de las dos lenguas oficiales canadienses. Al sur de dicho borde hay 19 repúblicas hispanas, una de habla portuguesa y una de habla gala además de 3 colonias francesas; pero también hay 12 estados soberanos cuyas lenguas oficiales son germánicas (once son anglo-parlantes y en Surinam se habla el holandés), hay dos dependencias de los EEUU, dos de Holanda y ocho del Reino Unido. Puerto Rico es mayoritariamente hispano pero es parte asociada de los EEUU.
Es decir, debajo de los EEUU hay más territorios anglo parlantes que hispanos y más de habla holandesa que de habla portuguesa. Ciertamente que los territorios no latinos son peque_os y sus poblaciones a veces se cuentan por unos cuantos miles. Mas, lo cierto es que debajo de los EEUU hay 25 territorios latinos y 24 germ nicos.
Todos estos pueblos al sur de los EEUU tienen algo que los une a pesar de sus diferencias lingu¡sticas, culturales y raciales. Esto es que pertenecen a sociedades que se dedican fundamentalmente a servir a las del norte y por esa misma caracter¡stica no pueden desarrollarse o salir de su pobreza.
El R¡o Grande no separa a los latinos de los no latinos de Am’rica pues en ambas riberas hay pueblos cuyas lenguas son de or¡gen latino o germ nico. Ese borde lo que divide es a dos mundos. Dos tipos de sociedades quedan escindidas por la frontera patrullada por la ‘migra’ estadounidense. Al norte est n dos de las principales siete potencias que se benefician por sus inversiones en todo el globo. Al sur est n pa¡ses poco industrializados y pobres cuyas econom¡as giran en torno a exportar materias primas. Como analizaremos m s adelante es la enorme brecha socio econ¢mica y no la cuesti¢n de la cultura latina lo que deber¡a ser de par metro para clasificar a las dos Am’ricas.
Los pr¢ceres de la independencia nunca utilizaron el t’rmino Latinoam’rica. Mas bien, se hablaba de Am’rica. A mediados del siglo 19 los franceses, que estaban queriendo tomar M’xico, promocionaron el t’rmino Latinoam’rica. As¡ quer¡an acentuar las tradiciones que compart¡a con Portugal y Espa_a tales como el poseer una lengua romance o tener la f’ cat¢lica romana (cuya liturgia es en lat¡n).
El r¢tulo ‘Latinoam’rica’ le ha venido muy bien a los EEUU para poder terminar apropi ndose del nombre de todo el continente. Para los EEUU ellos son Am’rica, al norte est la poco poblada Canad y al sur est la Am’rica Latina. A falta de un nombre propio para su pa¡s las ‘lites dominantes han logrado imponer a su poblaci¢n la idea de que su nacionalidad es la americana. Esto es una aberraci¢n incluso desde el punto de vista del sistema de propiedad que pregona Washington. EEUU apenas tiene un cuarto del territorio americano y un tercio de la poblaci¢n americana. Para entender cuan chocante es dicha pretensi¢n es como que Rusia decidiese apropiarse del nombre Europa o Asia debido a su gigantesco tama_o.
T’cnicamente hablando Canad podr¡a ser parte de Am’rica Latina. Los franceses fueron los primeros europeos en ocuparla y hasta el d¡a de hoy su idioma y cultura se mantiene all¡ con mucha fuerza. EEUU y algunas peque_os pa¡ses o islas del Caribe ser¡an los onicos pa¡ses americanos no latinos.
Adem s, esto tambi’n es discutible pues la mayor parte de esos territorios han llegado a estar en manos de potencias latinas y en la actualidad all¡ hay fuertes minor¡as hispano-parlantes.
Definir a Latino Am’rica en base al hecho de ser aquella parte del Nuevo Mundo donde se hablan lenguas latinas es problem tico. Esta no puede ser entendida como una categor¡a cultural en la cual compiten las lenguas romances con las germ nicas. Si parti’ramos de esa premisa deber¡amos decir que hasta hace 2 ÷ a 1 ÷ siglos el grueso de Norteam’rica estaba repartido entre Nueva Espa_a y Nueva Francia, y lo onico que hab¡a era una Am’rica Latina que buscaba asimilar a las naciones indias del interior, y que estaba rodeada de algunas colonias menores inglesas, rusas u holandesas en algunas islas o franjas costeras.
Las dos grandes potencias norteamericanas fueron, hasta no hace mucho, territorios latinos. En los oltimos a_os la emigraci¢n hispana a los EEUU est alterando la demograf¡a de dicho pa¡s y ha transformado a los latinos en la primera minor¡a ‘tnica, la misma que est logrando hacer que el castellano se hable como algo natural desde las calles de San Francisco o Nueva York.
Dentro de los pa¡ses de lengua oficial ib’rica hay amplios bolsones geogr ficos (particularmente en los Andes, la Amazon¡a, Yucat n, Centro Am’rica y M’xico) donde la cultura y la lengua predominantes no son ni latinas ni europeas. Hay m s de 12 millones de personas que hablan dialectos quechuas, un nomero mayor que el de los 10 millones de portugueses, pero aon mayor es el nomero de descendientes de pueblos andinos que han dejado de expresarse en sus lenguas originarias. Dos tercios de la poblaci¢n boliviana aon se expresan en quechua o aymara. El guaran¡ es uno de los dos idiomas oficiales del Paraguay y la mayor¡a de su poblaci¢n lo habla. El coraz¢n sudamericano palpita en lenguaje nativo.
Haya d la Totrre y Mari tegui usaron el concepto de Indoam’rica, pero ‘ste falla en reconocer que el grueso de la poblaci¢n al sur del r¡o grande no es amerindia y margina a los ind¡genas de Norte Am’rica. Los territorios indios que resistieron m s a la invasi¢n blanca fueron los de dicho subcontinente y los del cono sur. Hasta hace un siglo y medio o menos, muchas de las naciones ‘pieles rojas’ se manten¡an aut¢nomas, mientras que las civilizaciones sud y meso americanas fueron sofocadas hace 4 a 5 centurias por los conquistadores. En las oltimas d’cadas los pueblos nativos del norte han conseguido mayores derechos sociales y culturales que muchos otros pueblos originarios del sur. Nunavut en Canad tiene un rea mayor que el tama_o de M’xico y ha sido asignada como regi¢n aut¢noma de sus pueblos originarios. Otro territorio rtico bajo dominio esquimal que tambi’n supera los 2 millones de kil¢metros cuadrados es el de la isla m s grande del mundo: Groenlandia. Esta ha sido rebautizada con el nombre aut¢ctono de Kalaallit Nunaat. Pese a ser unterritorio aut¢nomo dan’s all¡ los inuits son la mayor¡a de la poblaci¢n y su lengua es oficial.
Los conceptos de Indo o Latino Am’rica no permiten ver en toda su dimensi¢n la cuesti¢n de los no menos de cien millones de americanos al sur de los EEUU que tienen ascendencia africana. La mayor¡a de los esclavos negros que
fueron arrancados de sus tierras fueron trasladados forzosamente a Ibero Am’rica y el Caribe. Mientras que en Norteam’rica se ha venido manteniendo una clara demarcaci¢n entre negros y blancos, debajo del estrecho de La Florida ha existido una fuerte tendencia hacia el mestizaje entre negros con blancos e indios.
La verdad es que lo que realmente une a todos los pueblos al sur del R¡o Grande es justamente el ser el patio trasero de aquel pa¡s que, a falta de un nombre propio y pese a s¢lo poseer menos de un cuarto del territorio americano, quiere apropiarse del nombre de Am’rica. En cierta manera es la Am’rica mayoritaria que es exclu¡da por los EEUU del t¡tulo de Am’rica.
En vez de hablar de una Am’rica Latina, India o Negroide mejor ser¡a hablar de aquella porci¢n del continente a la cual la porci¢n m s rica e industrializada no le permite desarrollarse. Toda la historia de los EEUU se basa en una constante expansi¢n a costa de sus vecinos, del socavamiento de los pueblos originarios, y de invasiones y fuerte control sobre el sur. La desigualdad en el intercambio comercial, la presi¢n ejercida mediante los organismos financieros internacionales o el control militar abierto o camuflado, todo ello ha permitido al norte ir trabando al sur. Para unirse y fortalecerse los EEUU han necesitado dividir y debilitar a sus vecinos sure_os.
Debido a su uso tan comon no nos queda mas que seguir aceptando el membrete de Am’rica Latina y el Caribe. Este nombre impreciso y extenso no permite generar una solidaridad entre los pueblos de habla romance, india o germ nica pero que empobrecidos y subyugados por los EEUU y Canad . Jamaica, Belize, las Antillas y guyanas anglo parlantes y holand’s-parlantes deben sentir que
hay una denominaci¢n en comon con el resto de pueblos marginalizados de su continente.
M s preciso ser¡a hablar de sud y meso Am’rica. Sin embargo, nos atrevemos a lanzar una tesis aon m s provocadora. El nombre de Am’rica viene de Am’rico Vespucio, quien demostr¢ que las Indias occidentales eran un nuevo continente. Los territorios que ‘l naveg¢ no est n en los EEUU sino en Sudam’rica. A fin de cuentas la inmensa mayor¡a del territorio y de la poblaci¢n americanas est entre la Baja California y el Estrecho de Magallanes. No es m s democr tico y justo que la mayor¡a americana recupere su nombre?.
Isaac Bigio
Investigador y profesor de clase de la London School of Economics & Political Sciences