Cientos de miles de personas reclamaron democracia y protestaron por la represión que vienen padeciendo en los últimos meses. El 18 de abril pasado, un joven adolescente murió en una dependencia de la Gendarmería argelina. A partir de entonces, las protestas no han hecho más que crecer, a pesar de una fuerte represión que ha provocado ya decenas de muertos y centenares de heridos.
La última ha resultado la más importante y multitudinaria. Los gritos acusando a Bouteflika como dictador y calificando de «asesino» al actual gobierno argelino fueron tan constantes como el reclamo en favor de la democracia.
Los choques más violentos se produjeron al intentar los manifestantes avanzar hacia la residencia presidencial. En esa zona la policía realizó disparos con armas automáticas contra la multitud.
Aunque el epicentro del alzamiento popular está en la Kabilia, región berebere con una fuerte identidad cultural, las protestas se extienden por otras regiones argelinas, como Kenchala, 500 kilómetros al este de Argel, o Dirah, 130 kil¢metros al sur.
A 40 a_os del proceso de emancipaci¢n del poder colonial franc’s, el pueblo argelino con una poblaci¢n mayoritariamente joven, rechaza la persistencia de la miseria y la opresi¢n del actual r’gimen. (Af/QR/Au-Po-Mt/Cs-Dh-Vi/pt).
Carlos Iaquinandi Castro