Una disminución en el consumo y la puesta en marcha de las plantas que estaban fuera de servicio fueron los elementos que se combinaron para aliviar la situación, precisó el ente que regula el 75% de la electricidad de California, Cal-ISA.
«También los días son más largos, o sea que las luces de las calles y de los aparcamientos (estacionamientos) no se encienden tan pronto», exteriorizó Stephanie McCorcal, vocera del organismo, y afirmó, «técnicamente estamos fuera de toda emergencia».
Vale recordar, que desde enero, el Estado de California gastó, diariamente, cerca de 50 millones de dólares para adquirir el fluido que las distribuidoras Pacific Gas and Electric y Southern California Edison no podían abonar, ya que estás se declararon al borde de la falencia, con pérdidas por 13000 millones de dólares, al no poder trasladar los elevados precios de los productores ûdesde el verano pasado- a sus usuarios, a raíz de que los consumidores se hallan protegidos al haber fijado el Estado una tarifa m xima.