El fin del mundo bi-polar ha hecho que muchos movimientos islámicos ya no puedan maniobrar entre uno y otro bando, que los EEUU quieran imponer todas sus condiciones y que se produzcan matanzas de musulmanes en los ex-países socialistas.
Desde los musulmanes europeos de Albania y Bosnia hasta Chechenia y Cachemira cientos de miles de civiles mahometanos han sido asesinados o echados de sus casas. Bin Laden lanza discursos demagógicos apareciendo como el hombre que sale en defensa de la justicia para los palestinos, para que se acabe el bloqueo a Irak que ya ha producido más de un millón de muertos y para que el petróleo sea propiedad de todos los árabes y no de unos cuantos emires. Una tragedia es que fuerzas oscurantistas se conviertan en los portavoces del resentimiento del segundo conjunto religioso de la humanidad.
Una forma de hacer frente al terrorismo integrista es con soluciones políticas que resuelvan los problemas sociales que lo engendran. Los planes para lanzar ataques contra Irak, Libia, o los insurgentes musulmanes en Filipinas, Indonesia o Asia Central, podrán ser más gasolina para la hoguera. Si Bush padre procreó a Bin Laden para luchar contra el comunismo, Bush hijo está transformándolo en un héroe que alentará más macro-atentados.
Isaac Bigio
Profesor de la London School of Economics